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06.07.2016 Críticas  
Del amor a la tragedia en 4 actos

LA BOHÈME ha llegado al Gran teatro del Liceo. La esperada ópera, estandarte del Belcantismo, se representará hasta el próximo 8 de junio con un elenco de lujo capitaneado por Tatiana Monogarova, Nathalie Manfrino, Matthew Polenzani y Artur Rucinski.

El estreno de LA BOHÈME tuvo lugar en el Teatro Regio de Turín en Febrero de 1896, dirigido por un joven Arturo Toscanini. La obra tuvo una acogida fría, tanto por parte del público como de la crítica. Ahora, LA BOHÈME es una de las óperas más conocidas y representadas en el mundo entero. Como dato curioso, la ópera ha realizado 257 representaciones en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona.

Compuesta por Giacomo Puccini con libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, LA BOHÈME se convierte en un canto a la vida bohemia; estableciéndose base de numerosas películas y espectáculos (como por ejemplo, «Rent», el musical de Jonathan Larson).

Aun así, la ópera de Puccini, se basa en un recogido de relatos cortos de Henry Murger (Escenas de la vida bohemia) publicados en el periódico «El Corsario» a lo largo de los años 1845 a 1849. La ópera también incluye algunas de las vivencias del compositor cuando estudiaba en el conservatorio de Milán y donde compartió habitación con Pietro Mascagni. Ambos, alter ego de los dos protagonistas masculinos.

LA BOHÈME explica la historia del nacimiento del amor entre Mimí y Rodolfo. Un amor que nace en el momento que ella se presenta en su piso aquejada del frío invernal. Rodolfo le dará cobijo y caerá enamorado de la joven. Un amor correspondido que él romperá con la excusa de que Mimí coquetea con más de uno. En realidad, Mimí no coquetea, sino que trata de alejarse de Rodolfo para que él no vea que está enferma de tuberculosis. La vida austera que ambos llevan la hace empeorar y no quiere que Rodolfo sufra y se sienta culpable.

El montaje que podemos disfrutar estos días en el Liceo es muy sencillo y efectivo. Empezando por la escenografía creada para la ópera, en la que encontramos una BOHÈME sencilla y austera; como los personajes que nos presenta. La misma escenografía gira sobre sí misma para mostrarnos diferentes escenas de la ópera las cuales quedan perfectamente recreadas. Incluso el momento en que la nieve hace acto de presencia en el escenario de una forma mágica pero sin tomar presencia.

He de destacar también el magnífico trabajo de vestuario. Ya no por parte de los personajes principales, los cuales, menos el personaje de Musetta, aparecen casi siempre con los mismos trajes; sino por la caracterización del coro dirigido por Conxita Garcia. Inesperado guiño al cine mudo (y posiblemente a la próxima ópera a realizar en el escenario; “Die Zauberflöte” de Mozart, la cual transporta al espectador al cine de los años 20) en el vendedor de juegos en la escena previa al restaurante. Una escena de larga duración para preparar la escena posterior y que agradeces al ver la diversidad en el escenario.

Pero lo que hace que no podamos más que dejarnos llevar y disfrutar de la ópera está en la elección de los personajes. Mimí, interpretada por Tatiana Monogarova, nos hechiza (lástima que la actriz haya tenido que cancelar sus últimas funciones por enfermedad). Su saber estar, su perfección en el belcanto y su gran interpretación, hace que el público enloquezca en los aplausos finales. Lo mismo ocurre con Musetta, Nathalie Manfrino, quien estira el personaje hasta el límite, rozando la excentricidad en sus coqueteos con Marcello. Uno de los personajes más agradecidos por el público.

Por su parte, Matthew Polenzani, Rodolfo en la ópera, se mete el público en el bolsillo desde el inicio de la función. Todo en él es veracidad, todo es autentico y sencillo. Fantástico en el último cuadro de la ópera, evitando caer en la exageración. Por último, Artur Rucinski (Marcello) queda relegado en la ópera a dos únicas escenas en las que se le hace justicia; la del restaurante y la del enfado con Mussetta enfrente del bar. En ellas, podemos ver las tablas del actor, más como actor que como cantante.

LA BOHÈME se convierte así en un buen ejercicio actoral y una buena ópera para que los no entendidos del género las disfruten. Una historia sencilla que llega al corazón, con buenas interpretaciones y de solo dos horas y media de duración. Una ópera amena que no hay que perderse.

Crítica realizada por Norman Marsà

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