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27.06.2016 Críticas  
Viaje emocional por los distintos estadios del amor

Lo que nació como una propuesta del Festival Nacional de Poesía 2015 de Sant Cugat del Vallès parece encontrar un hueco en la programación teatral de la temporada que termina. Emma Vilarasau y Jordi Bosch se convierten en la voz de VENUS I ADONIS y Lluís Claret les acompaña al violoncelo. Shakespeare romántico y poético.

La traducción de Joan Sellent, gran conocedor del trabajo del autor, es una vez más impecable. Manteniendo la característica narrativa del poema original, Sellent sabe encontrar la palabra adecuada para transmitir no sólo el significado del poema sino la generosa categoría lírica de la lengua catalana. A la vez, las pausas y silencios están perfectamente delimitados en el texto, favoreciendo la dirección de los intérpretes. El color e intensidad de las palabras se proyectara sobre una pantalla blanca colocada a espaldas de los intérpretes, un detalle plásticamente muy evocador.

A día de hoy sigue sorprendiendo la reversión de los roles genéricos propuestos por Shakespeare. En este caso será ella, Venus, la que perseguirá al hombre cegada por su belleza y Adonis, él, el que la rechazará. A pesar de las altas cotas retóricas del poema, la proximidad con la que traductor e intérpretes defienden el texto, nos acercará a lo más intrínsecamente humano de estos personajes mitológicos y su manera de configurar el legado de los mortales.

Emma Vilarasau y Jordi Bosch realizan dos interpretaciones (decir lecturas sería faltar a la esencia y entidad dramática de lo vivido aquí) de altura. Especialmente ella, como corresponde a su personaje, propulsa una amalgama entre lírica y trágica, erótica, sensual y también humorística con la que nos deja atónitos. A su vez, el actor transmite todo el asombro y estupefacción de su Adonis ante el ofrecimiento de Venus-Vilarasau. Es especialmente emocionante escuchar la complicidad de los dos artistas pero también ver cómo de escuchan sobre el escenario y disfrutan del trabajo del otro. Profesionalidad por supuesto, pero el respeto y el compañerismo demostrados en esta función son francamente dignos de admirar.

Claret interpreta piezas que ha seleccionado el mismo para la ocasión. Fragmentos de obras de François Couperin, Jean-Baptiste Barrière y Johann Sebastian Bach. Las aportaciones musicales están perfectamente integradas en la lectura del poema, convirtiéndose en una tercera voz que amplifica la significación de las palabras y su capacidad de impactar en el auditorio. Un guión musical. En ocasiones su protagonismo es absoluto mientras Venus y Adonis se impregnan del poso de sus palabras y sentimientos. En otras, el acompañamiento incrementa las resonancias épicas de la conmoción amorosa en una misma línea temporal. La participación de Claret es imprescindible para el resultado final de la propuesta. A su vez, está perfectamente integrada, puesto que los versos son palabras que, como la partitura, se reciben a través del sentido auditivo.

Finalmente, VENUS I ADONIS consigue entusiasmar a un público que tiene la oportunidad de descubrir cómo la poesía de Shakespeare, cuando se emprende con la sensibilidad y el talento indeleble de unos artistas como los que encontramos aquí, se recibe con el mismo calado de sus más representadas obras teatrales. Gran trabajo de Vilarasau, Bosch, Claret y, por supuesto, Sellent.

Crítica realizada por Fernando Solla

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