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20.06.2016 Críticas  
El caos que fluye, como las olas del océano

BECOME OCEAN pretende hacer una crítica medioambiental sobre el cambio climático a través de una pieza hipnótica interpretada por tres grupos orquestales que fluyen entre sí como si de las olas del océano se tratase, evolucionando independientemente y fusionándose en un gran crescendo.

El Festival Sonar 2016 comenzó su 23ª edición con el estreno nacional de BECOME OCEAN, de la mano del galardonado John Luther Adams, ganador del Premio Grammy 2015 y el Pulitzer 2014 a la mejor obra contemporánea.

El título de la obra es un tributo a la música de Lou Harrison “Listening to it we become ocean”. Durante los primeros minutos pudimos disfrutar de una proyección, en pro de una breve introducción donde John Luther explicaba cómo surgió la idea. Centrándose en que la vida comenzó en el océano y ahora, debido al calentamiento de los polos, los niveles de las mareas suben y el ser humano se enfrenta a la situación de quizá tener que volver de nuevo al océano, BECOME OCEAN.

Las diferentes secciones fluyen una a través de otra, fusionándose en momentos para volver a separarse. Solamente en tres puntos de la obra, las “tres olas” que conforman las orquestas se aúnan en un imponente crescendo que llega hasta lo más profundo del espectador, haciendo vibrar el ambiente y convirtiendo el caos en armonía, en una “gran ola”.

El autor comenta: “Si te paras a pensar sobre la dimensión musical del océano, existe ésta implicación de inmersión, venimos del océano y volvemos a él, ¿cierto?”. Y de inmersión se trata. El Auditori de Barcelona quedó literalmente sumergido, inmerso en la fluctuación de los instrumentos, todo gracias a la gran coordinación de la Orquestra Simfónica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) y a la refinada dirección de Brad Lubman, junto con una colocación microfónica excelente que registra el sonido de cada sección independientemente así como una imagen estéreo de la orquestra completa. Otro detalle realmente curioso aunque quizá un tanto difícil de percibir es que la obra es un enorme palíndromo musical.

Descrita por Alex Ross (New Yorker) como “El apocalipsis más encantador de la historia de la música”, BECOME OCEAN es sin duda una experiencia inmersiva y diferente que llega hasta lo más profundo del espectador a través de vibraciones caóticas que de algún modo, logran entrar en cierta armonía.

Crítica realizada por Marc Dalmau

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