El proyecto ha tardado tres años en fructificar, pero por fin Pep Tosar se ha estrenado en el TNC. Hasta el 12 de junio, la Sala Petita del Teatre Nacional de Catalunya acoge su particular montaje a partir de “El huerto de los cerezos” de Anton Chejov: QUI BONES OBRES FARÀ. Como siempre, poético y sin renunciar a la libertad creativa típica de Tosar.
Decía Stanislavski que Chejov era una mina inagotable en la que, pese a lo cotidiano, siempre se encontraban nuevas dimensiones. La vuelta de tuerca de Tosar se encuentra en el marco: el de una compañía de teatro a quien la crisis obliga a abandonar la sala en la que ha estado actuando durante los últimos 35 años. Para despedirse de ese lugar cargado de teatro y emociones que les ha visto crecer como actores y como personas, afrontan el montaje de otra obra de Chejov, “La Gaviota”, la misma con la que empezaron su andadura.
Junto a Tosar completan el reparto Imma Colomer, Miquel Gelabert, Mireia Ros, Xavier Ripoll o Evelyn Arévalo, entre otros, con música original de Elisabet Raspall interpretada por ella misma en directo. Entre las actividades complementarias que desarrolla el TNC, el pasado 24 de mayo se celebró una charla sobre la obra en la Biblioteca Mercè Rodoreda del Guinardó, con el autor y el periodista Albert Lladó.
Las visiones metateatrales de Chéjov no son del todo insólitas: ahí está, por ejemplo, el musical “Birds of Paradise” (1987) de David Evans y Winnie Holzman, sobre una compañía amateur que pretende montar “La gaviota” y en la que irrumpe como un torbellino un famoso director teatral. O “Txekhov, que n’és de dura la vida de l’artista” (1999) de la compañía T-Atraco, que en clave de humor opinaba sobre la escena catalana sugiriendo cómo cada compañía, director o sala versionarían “Tío Vania”.
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