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25.05.2016 Críticas  
ADELE: La perfección rubia

Adele ofreció anoche el primero de sus dos conciertos en Barcelona. Derrochando voz, cercanía, emoción, simpatía. Un concierto memorable. Simplemente la perfección sin artificios. Barcelona rendida ante la cantante británica.

Haciendo gala de puntualidad británica, apareció ADELE en escena pocos segundos después de las nueve de la noche, en el escenario central. Y lo hizo con su ya mítico “Hello, It’s me…” de ahí en adelante el delirio colectivo, la emoción se empezó a derramar por el abarrotado Palau. Después vino “Hometown Glory” proyectando imágenes de Barcelona en la inmensa pantalla gigante que cubría el fondo. Ya no había duda, ADELE se acababa de meter en el bolsillo a las más de dieciséis mil almas que no le quitaban ojo.

En la tercera canción, “One and Only” apareció la orquesta entera, más de 15 músicos y coristas, transformaron el Palau en la mejor sala de conciertos del momento. Una pantalla gigantesca daba profundidad al escenario y no hacía falta más que la voz de ADELE y sus temas para convertir el concierto en algo épico. ADELE improvisa, habla con el público, sube fans a hacerse selfis con ella, acepta emocionada el ramo de rosas que le acerca una niña. Cuenta sus historias y se ríe, se ríe muchísimo, con esa risa contagiosa que la caracteriza. Nos impresiona con “Skyfall”, la canción que le valió un Oscar de la Academia. El público ya es consciente de lo impresionante del momento. Nadie se mueve, nadie quiere perderse la genialidad de una voz perfecta.

ADELE se lanza a pedir que hagamos la ola, que la iluminemos con las linternas de los móviles, que cantemos con ella, cualquiera se niega. Volvió ADELE al escenario central para interpretar su icónico tema “Someone like you” y ahí las lágrimas del respetable se convirtieron en la lluvia que cayó para interpretar “Set fire to the Rain”.

Y llegó la traca final, pidiendo a los que estaban en los primeros bloques de asientos que se levantaran y la arroparan. Terminó con la triunfal “Rolling in the Deep”. El Palau rendido, en comunión perfecta. Y la voz de la mejor artista británica del momento y quizás de la historia, llegando al fondo del alma de cada presente. Cayó el confeti, y tal como cayó se desvaneció. Cada papelito tenía mensajes, así que no quedó ni uno sin recoger.

Una antidiva absoluta, hablando sin desparpajo de sus noches de borrachera, de sus desamores y soltando más de un taco, pero con la perfección en su voz, su show, sus canciones. Un concierto más allá de la música.

Crítica realizada por Moises C. Alabau

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