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04.05.2016 Críticas  
La Guerra Civil al ritmo de musical

Llega a Madrid, al Teatro Infanta Isabel, el rebautizado musical “Goodbye Barcelona”, ahora GOODBYE ESPAÑA. Una función con una emotiva historia, planteada para un teatro pequeño, que se pierde en el traspaso a un teatro tradicional. Algo falla en la interesante propuesta.

En noviembre de 2014, en la séptima Gala de los Premios de Teatro Musical, se alzaba con el Premio a mejor musical, “Goodbye Barcelona”, un musical en catalán que había conquistado y triunfado en la ciudad condal, se representaba en el Teatro del Raval, una sala pequeña, con la cercanía propia de los musicales de pequeño formato. Los que no lo habíamos visto, deseábamos que llegara a Madrid ese montaje. Casi dos años después, ha llegado con el nombre cambiado a GOODBYE ESPAÑA, traducido al español y en un teatro convencional.

La historia tiene todo lo necesario para emocionar, un joven británico que decide alistarse en el bando republicano de la Guerra Civil española, a pesar de las reticencias de su madre, el joven sigue adelante con su propósito y llega a España, donde La Pasionaria da fuerzas a las tropas con sus míticos discursos. La madre del joven, angustiada ante la falta de noticias, decide poner sus conocimientos de enfermería al servicio de la causa y en un desesperado intento de averiguar el paradero de su hijo, marcha a España y se dedica a la terrible labor de curar heridos de guerra.

El amor se abrirá paso en la vida de los dos protagonistas, nuestro joven se enamorará de una joven que se ve obligada a hacer cosas impensables para conseguir dinero, y la madre caerá rendida ante los encantos de un soldado al que tiene que atender. Sin desvelar desenlaces, las historias de la Guerra no suelen ser historias de las de desternillarse de la risa, son historias crudas, duras y tristes.

Los dos protagonistas superan con nota su trabajo, en especial Chus Herranz en el papel de Rebecca, la sufrida madre. Sus momentos musicales son de los más emotivos de todo el montaje. El resto del elenco tiene altibajos, había algo de falta de preparación el día del estreno, especialmente en el papel de los soldados, algo no terminaba de engrasar en esas transiciones.

El musical adolece de una duración excesiva a mi parecer. Hay escenas totalmente prescindibles, que no aportan nada al desarrollo de la historia que de verdad nos interesa. La síntesis sigue siendo una tarea difícil en algunos montajes. No es necesario llegar a las dos horas de duración, cuando con noventa minutos se puede contar lo mismo, sin los bajones de intensidad de algunas escenas prescindibles.

Problemas de sonido, y una orquesta situada en uno de los palcos del teatro impiden escuchar con claridad muchas de las canciones, provocando una sensación nada agradable, eso sumado al hecho de que este montaje está pensado para salas mucho más pequeñas. La adaptación al español flaquea en algunas letras. Creo que si se hubiera representado en una sala pequeña, en su idioma original, con sobretítulos, habría emocionado el doble.

Desde aquí, un toque de atención a la gestión del Teatro Infanta Isabel, un retraso incomprensible en la retirada de las invitaciones que hizo que la función empezara con media hora de retraso. Una sala abarrotada y uno de los peores públicos que recuerdo, multitud de llamadas, pantallas cegadoras y ruidos incomprensibles. El personal de Sala brilló por su ausencia. Lamentable.

GOODBYE ESPAÑA, es uno de esos espectáculos que es superado por la intención, pero al que se le intuye que con una vuelta de tuerca y un poco de tijera podría llegar a ser un montaje muy emotivo e interesante.

Crítica realizada por Moises C. Alabau

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