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25.04.2016 Críticas  
Todo con Serrat, pero sin Serrat

El lunes 18 de abril, la sala Luz de Gas de Barcelona volvió a ofrecer una de esas noches que perdurarán durante en años en el recuerdo, y que tan a menudo son marca de la casa.

En escena, dos pianos de cola y dos pianistas de dilatada carrera, Ricard Miralles y Josep Mas “Kitflus”. Y el espectáculo que se han sacado de la manga, el muy curioso SERRAT SENSE SERRAT.

Y utilizo la palabra “espectáculo” para referirme a este concierto porque, de entrada y visceralmente, lo que hacen esos dos músicos es espectacular: partiendo del repertorio más conocido de Joan Manuel Serrat, lo despojan de sus celebradas letras y se centran en su música, haciendo sus propias versiones, improvisando sobre las melodías para explorar hasta donde pueden llevarles. Y lo hacen a la vez, a cuatro manos, con ambos pianos, con una soltura y maestría tales que resulta imposible, si no se fija uno en el recorrido por las teclas, discernir quién lleva en cada compás la melodía principal y quién el acompañamiento. Ricard casi hierático, con una economía de movimientos eficiente e implacable; Josep volando sobre el piano, moviéndose, “bailando” de forma impetuosa y latina con sus ritmos y provocaciones musicales.

Pero desde luego, si hay alguien preparado para dar ese triple salto mortal (con red, porque las melodías de partida son muy buenas) son ellos, dos grandes pianistas que han acompañado a Serrat durante toda su carrera: Miralles entre 1968 y 1987, y de 2002 hasta hoy, etapas en las que no sólo fue su músico, sino su director musical y arreglista; y “Kitflus” primero como teclista en los 70 y primeros 80, pero más estrechamente a partir de “Utopía”, en 1992, y hasta 2000. La experiencia, ya lo hemos dicho, es dilatada en ambos casos.

El concierto de Luz de Gas ha sido una especie de prueba piloto, de concierto inicial de lo que pretende ser una gira de conciertos. Quién tenga la suerte de volver a acercarse a un SERRAT SENSE SERRAT (el propio Serrat lo hizo el lunes, discretamente), puede escuchar por ejemplo una “Cançó de Matinada” que evoluciona por terrenos similares a los “Carros de Fuego” de Vangelis. Descubrir que “Esos locos bajitos” o “No hago otra cosa que pensar en ti” pueden llevarle mucho más allá de lo que las conocidas canciones proponían. Que temas como “Lucía” o “Pare” también tienen una semilla de jazz engastada en su interior. Y que aún se puede dar una vuelta de tuerca más incluso a clásicos como “Mediterráneo” o “Paraules d’amor”.

Dije espectáculo, y me reafirmo, completando: espectáculo magistral. SERRAT SENSE SERRAT es savia nueva para un cancionero clásico, insuflada por dos músicos como la copa de un pino. Un nuevo reto con cada nuevo tema, un nuevo aplauso tras cada pirueta, pero siempre volviendo a las raíces, siempre volviendo al “ausente”, que no lo está. Recomendado para todo aquel que ame a Serrat, y para todo el que piense que ya está muy visto. Sin Serrat, nos queda Serrat.

Crítica realizada por Marcos Muñoz

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