novedades
 SEARCH   
 
 

22.04.2016 Críticas  
Una verdad camuflada de domingo

El pasado sábado 16 de abril se estrenaba LA VERDAD DE LOS DOMINGOS o, mejor dicho, cómo poner de manifiesto encima de un escenario lo que nadie se atreve a pensar o decir abiertamente por ser lo políticamente correcto.

En esta ocasión nos presentan un texto creado e importado de México por Juan Bey. La obra, nacida del microteatro y que ahora se lanza en formato de monólogo en pleno Teatro Galileo, está dirigida por la incansable Sara Pérez que deja en «stand by» la creación musical por un momento para adentrarse en una pura y compleja interpretación textual.

La propuesta se centra en un espacio cercano, misterioso. Una hilera de sillas forman un semicírculo alrededor de una butaca adornada en un lateral por unos globos de colores junto a un cartel que muestra la portada de un libro con esos mismos globos. Todo ello nos hace presagiar que nos encontramos ante el escenario de un presentación de un libro o, en su defecto, de una familiar rueda de prensa. Y así es como comienza esta historia. Con la apoteósica aparición del famoso Hector Sinisterra, un reconocido escrito de libros de autoayuda, frustrado porque no le dejen publicar lo que realmente quiere y le hace feliz.

Según avanza, la obra nos irá guiando por distintas situaciones, sobre todo, incómodas e hilarantes, que por nuestras creencias, enseñanzas, o meros tabúes, nunca se llegan a poner encima de la mesa. Simplemente, ante la incomodidad que generan, decidimos huir. Pero es ahí es donde reside la verdadera esencia. Atrapados, observados y arrollados por la fuerza de este potente orador, Sinisterra nos arrastra a descubrirnos frente a unos extraños que analizan, aunque afortunadamente sin juzgar, muchos de los tabúes implantados por la sociedad; dejando claro aquello de: «quien esté libre de pecado que tire la primera piedra».


Con una puesta en escena sencilla, adornada con las palabras como único elemento de atrezzo, viajamos cual globo por las escabrosas mentiras que nos inculcan desde que somos niños. Con ellas, conservamos nuestra inocencia y nos apartarnos de un mundo de depravación, oscuridad, drogas y sexo. Según vamos creciendo hasta convertirnos en padres, estas preocupaciones se desvanecerán para dejar paso a nuestras, más reveladoras y oscuras pasiones, afectándonos y influenciándonos en nuestras relaciones. Una terapia de choque impuesta contra el tabú en el que Juan Bey despliega una fuerza arrolladora. Su personaje te absorbe por completo y te monta en una montaña rusa; dejando a flor de piel lo más profundo de tu ser.

Si sois valientes, dejáis la mente en blanco y os atrevéis a experimentar en lo profundo de vuestros pensamientos y sentimientos, tendréis cabida en esta arriesgada propuesta.

Crítica realizada por Patricia Chavarri

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES