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18.04.2016 Críticas  
Bocanada de aire fresco lleno de ritmo, mucho ritmo

Unas ráfagas de AIRE traen al escenario a un grupo de cinco músicos de la familia Aragón. El quinteto muestra su faceta más cómica, herencia del legado familiar, en un entretenido espectáculo dirigido a todos los públicos.

AIRE nos presenta a unos seres recién salidos de una caja de cartón que el viento ha arrastrado hasta el escenario. Su inocencia y curiosidad infantil despierta enseguida las primeras carcajadas de los más pequeños. A medida que avanza la actuación, estas risas se multiplican en todas las personas presentes en el teatro. La audiencia, de todas las edades, disfruta, en su forma más simple, de un espectáculo en el que los actores les hacen partícipes activamente.

Los miembros de la Compañía Bovoj llenan el escenario de todo tipo de ritmos. Utilizando cualquier objeto y superficie, ellos crean su música. Por otro lado, su actuación mezcla el humor sin diálogos con una comicidad que nos recuerda a los “Payasos de la tele” o «Tricicle». Este es el sello indiscutible de los productores y coautores del espectáculo; Paco Mir y Emilio Aragón.

En AIRE el ritmo va impregnándolo todo, incluso al público, con quien los intérpretes interaccionan en diferentes momentos, haciéndole inteligentemente partícipe de los ritmos generados. Tras una hora y cuarto de actuación, todo el público aplaude entregado ante los intérpretes de un auténtico concierto de rock que incluye un espectacular solo de batería.

He de reconocer que el virtuosismo musical de los integrantes del espectáculo es innegable pero, por otro lado, la ejecución en los momentos puramente actorales, como el momento en que son movidos por el aire, quedan cojos comparados con el resto de la actuación. Una parte del espectáculo que mejorará con el tiempo, en cuanto se sientan tan cómodos como los momentos de percusión explorada.

Algo que me enganchó del espectáculo fue la búsqueda del sonido en diferentes materiales, donde destaca el número en el que utilizan una especie de bateria de garrafas tocada por cuatro de los miembros al unísono, junto a la mochila de tubos que llevaba el quinto. Fue uno de los momentos más aplaudidos por el público y que, personalmente, más me sorprendió y me hizo vibrar (junto con el solo de bateria del final). Se nota que, como músicos, lo llevan en la sangre y saben cómo sacar partido de cualquier material.

Por otro lado, el gran (indiscutible) acierto del espectáculo es hacer participe al publico (grandes y pequeños); repartiendo bolsas de aire para hacerlas explotar todos a la vez, haciéndoles hablar por un tubo, etcétera… Estos seres extraños encuentran una complicidad con el respetable que le da un valor añadido al espectáculo, haciéndolo más cercano y más sensitivo.

AIRE es una propuesta musical amena, diferente y divertida de la cartelera barcelonesa que nos hizo pasar un rato entretenido en familia.

Crítica realizada por Eduardo Navalpotro

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