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08.04.2016 Críticas  
EL CAMP o cómo pasar la vida fingiendo amor

Xavi Àlvarez y Neus Suñé dirigen con acierto la que dicen que es la obra más convencional del dramaturgo británico Martin Crimp. No obstante, no nos libraremos de todo aquello a lo que ya nos tiene acostumbrados: una inmersión dentro del mundo de perdición que supone un triángulo amoroso y el conflicto interior de sus protagonistas entre lo éticamente correcto y sus bajos deseos.

Ambientada en un viejo granero convertido en una casa de campo, EL CAMP narra un thriller psicológico sobre una pareja acomodada: Richard, médico reputado y de éxito y su sufrida esposa Corinne; que buscan junto con sus hijos una vida más tranquila y sosegada lejos de la ciudad. Pero una noche, Richard regresa muy tarde a casa con una joven desconocida que dice haber encontrado tirada en un camino y a la que ha prestado auxilio. A partir de ese momento la trama nos lleva por lugares inesperados.

Las obras de Crimp destacan por su crítica a componentes sociales que pretenden esconder el verdadero yo de las personas, sus ángeles pero sobre todo, sus demonios. Sus personajes pasean por una cuerda floja donde nada es lo que parece y están moldeados a base de ambigüedades y mentiras.

¿Llega el trabajo de Àlvarez y Suñé a cumplir con esas expectativas? ¿Tendrá el espectador que acuda al Teatro Gaudí una visión clara de lo que Crimp deseaba plasmar en su obra?

Puedo decir que desde que se apagaron las luces, sentí que iba a pasar algo que no me dejaría indiferente. La misma puesta en escena, aunque sencilla, añadía fuerza al drama inminente. Aquellas tres bombillas desnudas con iluminación intermitente, representaban la agonía del trío protagonista y su propia angustia personal.

Pero quiero destacar los sonidos, apropiadamente colocados para crear el ambiente idóneo en cada momento de la obra y provocar algún que otro estremecimiento. Me pareció sublime cuando, en un momento álgido de la trama, Corinne, interpretada excelentemente por Anna Prats, entona con su aterciopelada voz Space Oddity de David Bowie. No se podía pedir más.

Esta obra, gracias a sus personajes construidos con verdadero mimo, logra enseñarnos que la huída hacia adelante no es la solución, sino un agravante más al problema, dejándote con la pregunta recurrente: ¿Podemos pasar la vida fingiendo amor?

Crítica realizada por Celia García

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