novedades
 SEARCH   
 
 

10.03.2016 Críticas  
Edu Soto no descansa

CUANDO MENOS TE LO ESPERES… ¡te llegará! Esa es la premisa que parece siempre olvidar el protagonista de esta función de «teatro tragicómico con pedacitos de concierto».

Edu Soto llena el Teatro Rialto de música y espectáculo también los lunes, acompañado de una banda de músicos actores compuesta por Victor Elías (director musical y pianista), Mariano Escudillo (guitarrista y saxofonista), Nacho Vera (batería y trompetista) y Héctor Navío (bajista); por la también actriz y cantante Miranda Gas; y por su padre, Miguel Soto, que sube por primera vez a un escenario y se convierte en el actor revelación.

Actor principal, director, dramaturgo, Edu Soto es el factótum de esta nueva producción que se encuentra a medio camino entre la comedia musical, un concierto escenificado y una propuesta contemporánea en la que se rompen las convenciones teatrales para jugar con la ficción y la realidad, con la persona y el personaje, con el metateatro. Divertida, fresca, con ritmo, descarada… cuenta con muchos ingredientes para ser un espectáculo completo y de calidad.

El protagonista es un romántico empedernido, un loco enamorado del acto de enamorarse, un «cabecita loca» que busca desesperadamente el amor y se cuelga de la primera mujer que pase… Siempre termina desilusionado, con el corazón en pedazos, dispuesto a no volver a ser esclavo de Cupido…, pero olvida su propósito en cuanto se le cruza otra mujer. Este peculiar personaje, con el corazón literalmente cosido a la camisa, nos cuenta su triste historia de amores y desamores a través de canciones de diferentes estilos, épocas e idiomas. Durante la obra se interpretan temas de The Doors, el Dúo Dinámico, John Lennon, Led Zeppelin, Camilo Sesto, Vinicius de Moraes, Triana o Jane Birkin, entre otros.

Soto le saca partido al juego más antiguo del mundo y recrea, en clave de comedia, los tópicos y lugares comunes conocidos por todos. O, al menos, por aquellos que alguna vez se hayan enamorado o hayan intentado una conquista amorosa. Tal vez por eso el espectáculo esté recomendado para mayores de 12 años, a pesar de que, hoy en día, los niños están muy espabilados…

Aprovechando el tirón mediático del concurso televisivo «Tu cara me suena», en cuya última edición Edu Soto quedó como segundo clasificado, habría sido fácil caer en una versión teatral y unipersonal del mismo en el que el artista mostrara sus dotes vocales y de imitación. Pero Soto va mucho más allá en este montaje, que ya preparaba antes, y sorprende al público con una serie de virtudes propias menos conocidas como la dramatúrgica, ya que crea una función perfectamente estructurada, con puntos de giro, cambios de tono y de ritmo, un texto que contiene incluso poemas que escribió a los dieciséis años… No sorprende, en cambio, su capacidad y calidad vocal, más que demostrada tanto en televisión como en el mismo Rialto el resto de días de la semana en su papel de Emcee en «Cabaret», pero que queda patente también en este montaje personal: una voz moldeable a cualquier estilo, timbrada, con graves cálidos. Tampoco sorprende su versatilidad interpretativa y su feroz expresividad, probadas ya en papeles tan dispares como el narcisista Don Diego de la comedia áurea de Moreto hasta el Fuso Negro de las Comedias bárbaras valleinclanescas. Ni puede sorprender, después de su extensa trayectoria como humorista, su natural vis cómica.

Sin embargo, la mayor sorpresa no recae en el artífice principal, sino en el artista revelación del montaje: Miguel Soto, el padre. A pesar de que en las primeras réplicas se le ve algo nervioso e inseguro −como es normal en alguien que pisa por primera vez un escenario y que lo hace, además, ante varios cientos de personas−, en cuanto se arranca a cantar e incluso a monologar no queda la más mínima duda de a quién ha salido el Soto hijo. Este explica, al término el estreno, que saca a escena a su padre para rendir tributo a los artistas de una generación que no pudieron permitirse dedicarse a aquello que les apasionaba porque debían trabajar para salir adelante en los duros años del franquismo, pero que se encargaron de transmitir todo ese arte a sus hijos. Y Miguel Soto, mecánico textil de profesión, es uno de ellos.

El resto del elenco en escena acompaña con convicción al cabeza de cartel, tanto en los números musicales en directo como en las escenas metateatrales. Miranda Gas destaca especialmente por aportar el contrapunto femenino a la historia, donde encarna a todas las mujeres en las que se fija el enamoradizo. También por su voz, que además se acopla muy bien a la de Soto en los dúos que interpretan. Otro elemento del montaje que merece una mención especial es la iluminación, que tan bien marca las transiciones, y que goza de un despliegue de focos y cabezas móviles apabullante, que confiere al espectáculo otra dimensión. El diseño lo firma el magnífico Juanjo Llorens, iluminador también de «Cabaret» y de otros montajes actualmente en la cartelera madrileña como «De algún tiempo a esta parte», en el Teatro Español o el «Hamlet» de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.

Después de su destemplado «monólogo rock» Exit-Salida en el Capitol barcelonés hace unos años, parece que, ahora sí, Edu Soto ha encontrado la fórmula de combinar en este CUANDO MENOS TE LO ESPERES… el humor, el teatro y la música. Resulta una muy buena propuesta para pasar una hora y cuarenta minutos de lo más entretenidos en una noche de lunes, por lo común algo pobres en ofertas culturales.

Crítica realizada por Esther Lázaro

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES