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17.02.2016 Críticas  
Cuando las hormonas aprietan…

Juan Luis Iborra, galardonado guionista por “Todos los hombres sois iguales”, vuelve a introducirnos en un mundo de mujeres en el que los hombres son bienvenidos, aunque esta vez solo como espectadores.

En colaboración con Sonia Gómez y Antonio Albert, guionistas con gran recorrido, sobre todo en cine y televisión, ofrecen en este espectáculo un texto sin pretensiones ni profundidad, en forma de sketches y monólogos que cuentan situaciones tan cotidianas, como íntimas y disparatadas, de la mano de cuatro actrices que contrastan singularmente bien. Amenizada con canciones de los 80 que invitan a cantar.

SOFOCOS PLUS trata de cuatro mujeres en su etapa de madurez, que comparten un mismo obstáculo: superar la menopausia; y cada una lo afronta a su modo, pero siempre desde el humor. Síntomas tan molestos como la histeria, los cambios de humor, e incluso tan íntimos como la sequedad vaginal, se exprimen sin tapujos, con cierta vulgaridad y humor fácil, para arrancar la carcajada del público. Sin olvidarnos, por supuesto, de los sofocos.

Lo más remarcable de este espectáculo es la extraordinaria energía de sus actrices: Elisa Matilla, Teté Delgado, Fabiola Toledo y Ana Obregón. Bien dirigidas, con ritmo en cada réplica, cómodas con el texto y sobre el escenario, interactúan con el público con naturalidad, chispa y desparpajo, atentas a todo lo que ocurre dentro y fuera, rompiendo la cuarta pared a placer, quitando importancia a las propias situaciones dramáticas que viven, para convertir el texto en pretexto y ser ellas mismas. Aunque queda patente que ya de por sí, Juan Luis Iborra se encargó de adaptar el texto a las nuevas actrices de este espectáculo que lleva ya 4 temporadas en pie. Cabe destacar entre ellas a dos grandes, Elisa Matilla y Teté Delgado, soberbias a la hora de crear personajes hilarantes de la nada.

Sobre el escenario, nada más que dos grandes pantallas blancas de lona, sobre las que se va proyectando el material audiovisual y algo de atrezzo para cada sketch, que las actrices integran de forma divertida. Entre el material proyectado, contamos con un Carlos Sobera virtual, que se encarga de darnos la bienvenida tanto a mujeres como a hombres, e introduce lo que se verá a continuación.

El resto de proyecciones se efectuará durante los sketches en forma de dibujos representativos de la estancia en la que están los personajes para contextualizarnos (una librería, un supermercado, la consulta del ginecólogo, un tren…). Los diseños de los dibujos, así como el vestuario corren de la cuenta de Ágata Ruiz de la Prada, con sus característicos colores, figuras y formas, que aportan un clima desenfadado e incluso pueril a la obra, quitando el poco peso dramático que podía tener la obra.

Si bien el espectáculo parece ir dirigido a mujeres en la edad de la menopausia, es un viaje que todos emprenderemos de una forma u otra.

Crítica realizada por Naiara Álvarez

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