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05.02.2016 Críticas  
Solidez y maestría en un recital épico

Lleva la Diva alemana treinta años de carrera, treinta años que han servido para que se consolide como una de las grandes artistas femeninas de nuestros tiempos. En este concierto repasa su carrera y da señales de lo mucho que le queda aún por ofrecer.

Con un estilo único, inigualable, con esa altura y porte elegante, Ute Lemper salió a conquistar una vez más al público madrileño, congregado en el Circo Price, para uno de esos recitales que se disfrutan y se viven como eventos únicos. Ute Lemper es la gran abanderada de Kurt Weill y Jacques Brel, la actriz que protagonizó en Broadway las mejores versiones de Chicago o Cabaret en Francia. Ute Lemper es la heredera de un estilo que inmortalizo Marlene Diectrich, un estilo que lleva un aura de cabaret Berlinés, de mucho humo de tabaco, de terciopelo rojo y raido, de una época donde la diversión y la realidad se vivían dentro de esos cabarets en los que se citaban lo mejor y lo peor de la sociedad, donde la música que emanaba de un piano permitía olvidar lo que ocurría en las calles oscuras de Berlín. Todo eso evoca Ute Lemper.

El concierto que ofreció el pasado sábado fue un rápido repaso a toda su carrera, deteniéndose especialmente en su nuevo proyecto de musicalizar escritos de Paulo Coelho, y en su reciente proyecto en el que versiona poemas de Pablo Neruda.

Ute Lemper se dirige al público agradecida, nos cuenta el porqué de varias de sus canciones, anécdotas vividas en su larga carrera y como no, nos lleva a lo más alto con sus versiones de algunos de los éxitos de Broadway. Es todo un lujo escuchar la balada de” Mack the Knive”, de la “Opera de Tres Peniques” en su voz y en su porte. Nos regala en su parte final una excelente versión del himno inmortalizado por Edith Piaf, “Non, je ne regrette rien”, y culmina con un sentido “Ne me quitte pas”, que como bien nos explica, después del sentido de esa canción ya no se puede cantar mas, no porque ella no quiera, sino mas bien por la emoción que queda en la atmosfera después de semejante desgarro emocional.

Es un lujo absoluto escuchar a una artista tan polifacética, tan seria, tan consecuente. No le pierdan la pista, pues le queda mucho que cantar a esta grande del espectáculo.

Crítica realizada por Moises C. Alabau

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