Se ha estrenado en Barcelona el nuevo musical de los autores de “Pegados”, Ferràn González y Alícia Serrat, y tiene poco que ver con el humor desvergonzado de aquella obra… ¿o quizás más de lo que parece? PATUFET EL MUSICAL es una obra para toda la familia sobre el cuento catalán más famoso, sí, pero el humor sin vergüenza para (casi) todos los públicos, sigue presente.
Vayamos por partes: esta vez, Serrat se ocupa de la dirección, mientras que González, junto a Joan Miquel Pérez, firman el libreto y la partitura. La música va de la reinvención pop de la famosa canción de Patufet al cha cha cha, arropada siempre por unas proyecciones en las que dominan las repeticiones caleidoscópicas, a cargo de Daniel Escalé y Briguitte Chinchila. El lenguaje es totalmente moderno: lo mismo se menciona una Wii, las Tortugas Ninjas o el desfile del orgullo gay, que la aventura se transforma en un videojuego. Uno de los temas más destacados deplora el mundo actual de pantallas táctiles a ritmo de jazz.
En escena tenemos a una protagonista adolescente interpretando a Patufet. En nuestra representación se trataba de Aina Quiñones, excelente tanto en las canciones como en la interpretación. Quiñones alterna funciones con otra Aina, Aina Ros. Patufet está muy bien secundado por tres personajes que le acompañarán en su viaje: la mariquita (Pol Nubiala), el click (Pau Doz) y la tecla (Xènia Reguant) [estos últimos también interpretan brevemente a los padres de Patufet]. El duo Mali Vanili, Jofre Borràs y Miquel Malirach, se mete en la piel de dos malvados de tres al cuarto que persiguen a los protagonistas para que, por mucho que se desvíen del cuento original, acaben en la panza del buey.
El conjunto es agradable y entretenido, y dura lo justo que pide la trama. En el camino hay sorpresas y remansos de paz inesperados, pero sobretodo un cuarteto protagonista bien dibujado y con carisma. Las canciones son muy pegadizas, aunque las coreografías de Cristina Miralles se quedan un poco justas para un escenario tan grande como el del Coliseum. La sala, por cierto, con su platea dispuesta como café teatro, ofrece una experiencia teatral distinta, muy apropiada para familias.
Una adaptación entusiasta que con un elenco un poco mayor hubiera sido un musical realmente completo, y capaz de competir con cualquier producción “para adultos”. Tal y como está, sigue siendo un montaje muy recomendable para toda la familia.
Crítica realizada por Marcos Muñoz
