El Paral·lel barcelonés vuelve a ser el escenario de las improvisaciones más divertidas del mundo del espectáculo. De mano del islandés Kristján Ingimarsson llega BLAM!, la esperada comedia acrobática que te trae Hollywood a la oficina.
A través de esta obra sin diálogo se recupera la expresividad característica de la mímica y la impresionante agilidad típica de los más ágiles gimnastas de circo. Todo esto aderezado con la última técnica de escenografía de la sala Barts.
BLAM! nos cuenta la historia de 4 oficinistas encerrados en su trabajo que recurren a la imaginación y al cine de Hollywood para entretenerse y montar las más disparatadas escenas. Aunque al principio los actores se limitan a “explayarse” clandestinamente en los momentos donde nadie los mira, poco a poco se van dejando llevar por la emoción de las películas que ellos mismos se inventan, hasta llegar el punto en el que incluso el propio lugar de trabajo se moldea a sus escenarios y les proporciona todo el atrezzo que necesitan.
La obra está plagada de guiños a la cultura de la gran pantalla. Ningún género se queda atrás: drama, acción, romance… es casi imposible no entender las referencias que se hacen en BLAM!. Además, la increíble coordinación y capacidad atlética de los personajes les permite hacer hasta las escenas más complicadas. Los actores verdaderamente maravillan a la audiencia con sus saltos y sus apariciones desde donde menos te lo esperas.
La apuesta de Ingimarsson por la originalidad y por una interpretación a la que no estamos acostumbrados hace que esta obra sea digna de estar en las carteleras más importantes de la escena barcelonesa. Intentar mezclar el cine con el teatro (géneros tradicionalmente enfrentados por atraer a la misma audiencia) es un juego peligroso, pero BLAM! lo consigue premiando el entretenimiento y aludiendo a los deseos de la mayoría de adultos que vivimos encerrados en nuestros trabajos. La sensación de que no estás limitado, en relación a los objetos que tienes a tu alcance, y la libertad de movimiento que tienen los actores crean la ilusión perfecta de que no existen barreras a la imaginación.
Crítica realizada por Rubén Recio
