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24.07.2015 Críticas  
SOEURS una obra irritante y humana

El pasado 17 de julio el Teatre Lliure nos presentó SOEURS, la nueva creación de Wajdi Mouwad y la segunda parte del ciclo “Domèstic”, que continuará con Frères y acabará con Père et Mère. Una manera de continuar el ciclo que el quebequés inició con Vanishing Point.

Una vez más, la protagonista se encuentra sola en el escenario. Este es el sello del nuevo ciclo iniciado hace dos años por Wajdi Mouawad, al presentar Seuls. En SOEURS, es una mujer, una abogada. Su nombre es Geneviève Bergeron, un nombre muy francés que Ottawa intenta americanizar (cosa que no agrada a un francófona de Quebec). Interpretado por la excelente y metamórfica, Annick Bergeron, el personaje es una mediadora, su próxima misión empieza en pocos días y se debe ir a Mali para tratar de apaciguar el conflicto. Pero antes de resolver los conflictos mundiales, ¿no sería mejor resolver sus conflictos internos?

Este es el desbordamiento que cuenta SOEURS, una obra que se lleva a cabo durante dos días, sobre todo en una habitación de hotel moderno, digital, donde ya no existen los botones y todo funciona con reconocimiento de voz. El modernismo en su apogeo que no siempre funciona como debería y el centro de su vida tradicional hace que sin escogerse el momento todo explote y desde la butaca nos empiece a irritar cualquier detalle que pueda alterar a la protagonista. Antes de eso, Geneviève Bergeron deja entrever la historia de una hermana que conoció y que perdió: esta es su gran desgracia, la que la come y corroe por dentro.

El decorado de la escena, hecho de tablones correderos de madera que sirven tanto de panel de proyección como de paredes de la habitación del hotel, es sencillo pero inteligente. En el fondo, una proyección, casi permanentemente acompaña con mensajes e imágenes. La música trae de nuevo el último detalle para una invitación adicional a viajar con Geneviève en su resolución personal de conflictos.

Una vez más lo que creó Wajdi Mouawad no sería tan extraordinario si no contase con la interpretación de más de dos horas de una brillante actriz como lo es Annick Bergeron. Con el arte de jugar en contra de los deseos del espectador Mouawad siempre termina ganando y no es de extrañar que el aforo estuviera completo.

Crítica realizada por Milena Vazquez

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