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22.07.2015 Críticas  
NIT DE MUSICALS II: Los novatos contraatacan

De un tiempo a esta parte, los conciertos de musicales se han vuelto algo más o menos cotidiano. Tanto si se trata de una antología, como actores o actrices que aprovechan entre trabajos para dar una serie de recitales con las canciones que más les apetecen, o incluso la ocasional visita de alguno de sus colegas de Broadway o el West End, estas selecciones se van sucediendo en el calendario.

Para el aficionado a los musicales (y para los productores), son una manera sencilla y más económica de acercarse al género, más por supuesto que lo que representaría un verdadero musical con todo su elenco, su cuerpo de baile, escenografía, vestuarios, maquillaje, peluquería… Pero por buenos que sean, muy pocos de esos conciertos alcanzan la categoría de evento ineludible: y este verano, en Barcelona, el evento, el recital ineludible, ha sido la segunda NIT DE MUSICALS en catalán en el Teatre Grec de Montjuic.

Hablemos del programa: si existe esta segunda edición es porque el año pasado la NIT DE MUSICALS que la revista digital Teatralnet dedicó a la obra de Albert Guinovart superó todas las expectativas de público, convirtiéndose en uno de los espectáculos clave del Festival Grec 2014. Había que repetir la convocatoria y a la vez hacer algo distinto: el subtítulo de la cita (UNA NIT A BROADWAY) indica ya por donde han ido los tiros. En efecto, pese a algunas concesiones al británico Andrew Lloyd Webber (Sunset Boulevard, The Phantom of the Opera) y al francés Claude-Michel Schönberg (Les Misérables), el programa de este año, dirigido por Elisenda Roca, se ha dedicado al musical norteamericano, desde los años 30 hasta los 90: temas de Gershwin, Porter, Berlin, Bernstein, Lerner & Loewe, Kander & Ebb, Larson y sobre todo Sondheim, de quien como letrista o compositor llegaron a escucharse hasta cuatro temas. Sin una intención historicista: los números no se sucedían en orden cronológico ni en base más que al contraste entre un número y el siguiente, entre un estilo de interpretación y el otro.

Abrió la noche la Banda Municipal de Barcelona dirigida por Salvador Brotons, que interpretaría, entregada, la música de todos los números: lo hizo atacando en solitario “That’s entertainment”, número emblemático de la era dorada del musical americano, nacido en 1953 en la película The Band Wagon. Fue la única concesión al celuloide, el resto de actuaciones podían tener su versión cinematográfica, pero en cualquier caso habían nacido sobre un escenario. Los dos primeros números cantados tuvieron un interesante efecto de contraste: primero, Joan y Roger Pera se intercambiaron cómicamente los papeles de padre e hijo (metafóricos en la obra), para lanzarse con un tema de The producers de Mel Brooks, “We can do it”. Les siguió un coro de alumnos de las escuelas Aules, Coco Comín, Eòlia y Memory con otro de los clásicos himnos del musical: “There’s no business like show business” de Annie Get Your Gun, que interpretaron con bastante soltura y con algunas coreografías que homenajeaban la época original de la pieza.

Era el signo de lo que iba a ser la noche: una mezcla de lo nuevo y lo viejo, de los artistas consagrados y las nuevas generaciones, alternándose, mezclándose. Brilló tanto el talento operístico de Sergi Albert con el “Music of the night” o la intimidad personal de Àngels Gonyalons y “Someone to watch over me”, como el ritmo desbocado de Diana Roig con “Don’t rain on my parade”, el “Quinteto” de West Side Story interpretado por 14 jóvenes actores y actrices (destacando Julia Jové como María, precedida por Elena Gadel), o el reivindicativo “I am what I am” de La cage aux folles en boca, tacones y purpurina de Daniel Anglés. Momentos que fueron tocando la fibra sensible de la audiencia, bien por la pieza, por los intérpretes o por una combinación especialmente adecuada de ambos factores.

No obstante, hubo tres números que dejaron al público entusiasmado: Ivan Labanda con el crescendo implacable del “Being Alive” de Company. Anna Moliner, acompañada por varios miembros de la Escola Dance Emotion, dibujando un elegante y perfecto “I could have danced all night” de My fair lady (que alguien le de una Eliza a esta actriz porque nos merecemos verla interpretar el papel completo). Y por encima de todo, Xavi Duch y las bailarinas de la Escola Luthier Dansa que nos llevaron plenamente a bordo del SS American de Anything Goes, cantando y bailando claqué con una fuerza, una alegría y un dominio de la coreografía que hubiera hecho las delicias de Cole Porter, Ethel Merman o Sutton Foster. Me permito añadir un cuarto a los tres evidentes: Mercè Martínez y su intenso “Some People” de Gypsy, realmente como si la hubieran transplantado de la calle 42 al escenario del Grec.

Un teatro inmenso, de 1900 localidades, que estaba lleno hasta la bandera. Un ensayo general, el del día anterior, que estaba casi igual de lleno: esa era la expectativa que había alrededor de esta NIT DE MUSICALS. Esa es la pasión que levanta el género en Barcelona, todavía, hoy y, a juzgar por lo que sale de las escuelas de la ciudad, siempre. A lomos del Paralelo sigue rugiendo la bestia apasionada de los amantes de los musicales. Que sea la segunda edición de muchas, muchas más. ¡Esto es lo que yo llamo entretenimiento!

Crítica de Marcos Muñoz

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