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20.11.2023 Críticas  
Vivir e imaginar

Miércoles que parecen jueves de Juan José Millás con dirección de Mario Gas e interpretación de Clara Sanchís regresa a la cartelera madrileña después de su éxito de la temporada pasada. Un espectáculo aclamado por la crítica y el publico, donde nada es lo que parece, que se representa sobre las tablas del Teatro Quique San Francisco de Madrid.

Realidad y ficción parecen existir de manera simultánea en la vida de las personas y de una sociedad; dos conceptos indivisibles que se establecen sin un límite definido. Débiles y equívocas fronteras sobre las que se ha escrito mucho pero es que el trabajo de Juan José Millás alcanza cotas de un talento verdaderamente extraordinario. El escritor y periodista valenciano sitúa en un primer plano el poder de la imaginación para transformar e incluso crear el mundo.

A los pocos minutos de acomodarnos en las butacas del teatro Quique San Francisco, y cuando aún resuena en nuestras cabezas el previo anuncio de los minutos que restan para que el espectáculo comience, una mujer, pistola en mano, llega a escena por una puerta lateral y se presenta “¡Hola! Soy Juan José Millás”. Es, en realidad, una mujer que se ha apropiado de la identidad del novelista mientras lanza varios disparos hacia el lugar por el que ha venido para evitar que entre la policía. Es así como los espectadores y espectadoras nos convertimos en rehenes de la mujer convertida en Millás, o en Millás con apariencia de mujer. Quién sabe.

Con movimientos constantes, Clara Sanchís recrea y hace suyo este original monólogo en el que nos regala una verdadera lección interpretativa. Semejante texto necesita una protagonista que esté a la altura y la actriz turolense lo está, sin ninguna duda. No podía haber existido una elección mejor y más acertada para dar forma a esta propuesta filosófica y divertida. Maravillosa la dirección de Mario Gas y sobresaliente la construcción de Sanchís en la que combina la técnica y la emotividad que requiere este poderoso texto. Con las palabras y con un verdadero arsenal de gestos y matices logra sumergirnos en la relatividad de la propia identidad y en un montón de cuestiones que, poco a poco, va fragmentando el aparentemente único personaje de Miércoles que parecen Jueves.

Otro de los aciertos es que se apuesta por una escenografía sencilla y sobria, sin grandes despliegues que nos distraigan de lo verdaderamente importante. La iluminación, cumple perfectamente su función y dota de fuerza cada movimiento que tiene lugar sobre las tablas de este céntrico teatro. Y es que todo fluye de manera enérgica, incluida la videoescena de la que se encarga Isabel de Ocampo, para que todo el público esté inmerso en este espectáculo que sirve como bastión de la reflexión. Dejarse llevar con lo que sucede durante los 80 minutos que tiene de duración es la clave, sin tener ideas preconcebidas sobre lo que se va a presenciar, conectar con nuestras propias reflexiones y transitar por ellas.

En definitiva, cuando mezclas los textos de Juan José Millás, la dirección de Mario Gas y la interpretación de Clara Sanchís, lo que sale es una maravilla que nadie debería perderse. Miércoles que parecen jueves, sin ninguna duda, deja huella.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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