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19.05.2023 Críticas  
Lope de Vega no pasa de moda

El Teatro Quique San Francisco de Madrid recupera La discreta enamorada, una comedia de enredo de uno de los máximos exponentes del Siglo de Oro, Lope de Vega. Un texto clásico que se adecua perfectamente a nuestros días, los celos y el amor le dan la mano al humor para dar como resultado una adaptación más que digna.

Manuel Carcedo dirige este clásico que, sin dejar de respetar la esencia y el texto original, es capaz de hablarle al público de hoy. El humor es la clave para agilizar los diálogos que se mantienen al ritmo y en lenguaje propio del Siglo de Oro. Así, la expresión de los actores y la agilidad escénica se combinan con la belleza de la expresión de Lope.

Precisamente, la expresión y el movimiento escénico resulta fundamental para acompasar al texto, y el elenco acierta en sus gestos y demuestra una gran compenetración. La compañía de Teatro Karpas vuelve a trabajar con algunos de sus habituales: Nerea Rojo, Chema Moro, Jorge Peña Miranda, Pilar Cervantes. De entre ellos, destaca un Lucindo (Chema Moro) que conecta al resto de personajes, permite el brillo de los demás compañeros y, sobre todo, guarda el tono cómico de manera natural. Otro de los personajes que, aunque secundario, sobresale es el de Gerarda (Belén Orihuela), consigue unos divertidos celos que se acaban convirtiendo en resignación y conformismo.

En teatro, sobre todo en el clásico, casi siempre se cumple la ley del menos es más. Aquí la austeridad es la clave, se pueden imaginar los jardines del Prado, la calle, las ventanas de la casa… La magia recae en que, a través del texto y la expresión corporal, sea el espectador el que conforme en su cabeza la idea de aquellos lugares que se describen y es el trabajo de iluminación el que se encarga del cambio de escena. La esencia teatral que se acerca más a lo literario que a la espectacularidad superflua que tanto terreno está ganando en los últimos años. También, se agradece que el vestuario cumpla con el rigor histórico que la obra requiere sin resultar nada ostentoso ni pomposo.

Las adaptaciones de los clásicos como esté funcionan cuando se saca el máximo partido a su fuerte: el texto. En este caso, la palabra no solo es respetada, es ensalzada gracias al gesto y al juego humorístico que los intérpretes añaden con acierto. Una historia de caballeros, de celos, de posesión y de amor que regresa el siglo XVII sin despegarlo del presente.

Teatro Karpas y Manuel Carcedo han sido capaces de acercar un clásico del prolifero Lope de Vega y han conseguido que permanezca intacto el valor del teatro, ese teatro del arte nuevo de hacer comedias, el de la preponderancia del texto, el del reto al intérprete, el de la belleza del lenguaje. Un conglomerado perfecto entre las necesidades contemporáneas de entretenimiento y comicidad, y importancia de resaltar las virtudes del teatro clásico.

Crítica realizada por Esperanza Hernández

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