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15.05.2023 Críticas  
Teatro en mayúsculas

Los que hablan regresa ahora al Teatro del Barrio de Madrid. Un magnífico texto de Pablo Rosal protagonizado por dos actores soberbios, Malena Alterio y Luis Bermejo, que dotan de rostro y voz a una pieza que pone el foco en la importancia de las palabras en estos tiempos que corren. ¡Una auténtica delicia para los amantes del teatro!

Dos personajes entran en el escenario y, tras unos instantes observando el entorno, se sientan en una mesa el uno frente al otro; intentan hablar pero no encuentran las palabras y, entonces, emiten sonidos indescriptibles y varias onomatopeyas frente al desconcierto de gran parte del público. Tras esforzarse de manera considerable, logran pronunciar alguna que otra palabra. En este momento exacto es cuando Los que hablan adquiere un sentido que se expande más allá del mero proceso comunicativo y que nos hace reflexionar sobre el reto que supone establecer una conversación en la sociedad actual al mismo tiempo que cambian los sistemas y las reglas de comunicación.

Es una comedia difícil de clasificar porque Rosal recurre a una macedonia de géneros cuyo ingrediente principal es el humor absurdo, esa manera tan peculiar de ver la vida y el teatro que hacen que este montaje adquiera una personalidad propia. Destaca la estrategia discursiva empleada por el autor que, recreando varias conversaciones al mismo tiempo, consigue plantar la semilla de la reflexión y la necesaria toma de conciencia. Dos autores vendrán a nuestro pensamiento: Eugène Ionesco y Samuel Beckett con sus diálogos repetitivos, lo incoherente y el disparate.

Y para llevar a cabo esta fascinante propuesta hay dos actores que son parte fundamental del enorme éxito que Los que hablan está teniendo. Malena Alterio y Luis Bermejo están absolutamente geniales. ¡Qué maestría! Ambos derrochan, durante toda la representación, una vis cómica digna de admiración. La gestualidad sublime, los cambios de registro en cuestión de segundos, la cercanía y la exquisita complicidad son frutos del trabajo, del talento y de la experiencia. Realmente me cuesta imaginar la obra con otro elenco y es que su labor es un todo, un conjunto hipnótico que atrapa durante los ochenta minutos que tiene de duración. Una mención especial al manejo que ambos hacen del silencio como reverso de la palabra, escrupulosos con lo que se dice y con lo que no. Fascinante.

La escenografía es sencilla pero eficaz, está compuesta por un par de sillas y una mesa, que ayuda a no distraerse ni un solo segundo de lo verdaderamente importante. Merece la pena destacar también el cuidado trabajo de iluminación, a cargo de Valentín Álvarez, que atiende hasta el más mínimo detalle para dotar de intensidad a cada movimiento que tiene lugar sobre el escenario. Qué bien utilizados los recursos para que todo combine, otorgando un dinamismo muy atractivo visualmente hablando que nos ayuda a sumergirnos de lleno en esas conversaciones entrecruzadas que forman parte de Los que hablan.

En tono de comedia y con un ritmo trepidante, nos regalan una obra insólita y muy original, en la que se combina el humor absurdo, la comedia gestual y unas asombrosas interpretaciones que le dan un toque maravilloso a la obra y que constituyen uno de los grandes aciertos de la cartelera actual del Teatro del Barrio. ¡Imprescindible!.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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