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10.05.2023 Críticas  
Un pipazo con una amiga

El Teatro de la Zarzuela de Madrid se ha guardado un as en la manga para cerrar la temporada por todo lo alto y es esta zarzuela contemporánea: Trato de favor, con libreto de Boris Izaguirre y música de Lucas Vidal. Festivales de zarzuela, cárcel, mujeres de telenovela y lesbianismo entre rejas.

Ana Mía (Ainhoa Arteta) va a ser trasladada a la cárcel de Las Albricias a cumplir condena, entre otras cosas, por evasión de impuestos de su marido fugado. Su llegada a la cárcel es esperada con ansia por sus compañeras La Colombiana (Amelia Font) y La Venenosa (María José Suárez), que le preparará un cocktail de bienvenida que no olvidará. La administración de la prisión, Mercedes (Gurutze Beitia) y Mayka (Nancy Fabiola Herrera) acuerdan que no habrá Trato de favor con la nueva reclusa, mientras reforman con todas las comodidades una celda. El perdón, el amor, la traición y Eurovisión irán sucediéndose número tras número.

Trato de favor me ha llevado a esa maravillosa temporada de Zarzuela del 2016 en la que Paco León revolucionó el alcanforado patio de butacas, y provocaba que perlas de Majorica rodasen por la alfombra central en las huidas de señoras con cardados. Señalar la corrupción con el dedo y nombres y apellidos no gusta a las derechonas, y aquí Boris Izaguirre juega a insinuar y caricaturizar a las corruptas de bien, pero con vestidazos ochenteros y bien perfumadas: la parodia gusta más, y si es hecha por un homosexual mediático, «es sin maldad».

La dirección de escena de Emilio Sagi es almodovariana y folletinesca, y es realmente el tono que esperaba y que consiguen con un reparto fantástico, en el que todas tienen oportunidad de brillar. La escena segunda, dueto de Ainhoa Arteta y Amparo Navarro como Chelo, es fantástico y todo un homenaje a la telenovela y el cine negro; seguidas por la escena de Amelia Font y María José Suárez con la oda al cloropentotal, icónicas. El beso de la Arteta con Nancy Fabiola Herrera es kitsch, es camp, es cultura pop, y el colmo del absurdo lo alcanzamos con el número eurovisivo y su ronda de votaciones con 340 puntos desde Francia con amor.

La dirección de escena de Andrés Salado es magnífica, aunque su orquesta tapase casi por completo las voces del reparto, que por momentos se sentían gritar desde el escenario, con una proyección muy limitada de sus voces. Nunca he experimentado una acústica tan mala en el Teatro de la Zarzuela, a la que la única explicación que puedo encontrar es que el diseño de la escenografía de Daniel Bianco no ha contado en esta ocasión con ayudar en la reverberación del sonido. El diseño de iluminación de Albert Faura es precioso y efectivo, y el vestuario de Jesús Ruiz es una fantasía excepcional.

Hacía ya mucho tiempo que no disfrutaba una zarzuela como este Trato de favor, que aun sin llegar a la maravilla que fue ¡Cómo está Madriz!, no dudo que atraerá a jóvenes y curiosos que apuesten por el riesgo en la programación, aunque este ocurra de siete en siete años.

Crítica realizada por Ismael Lomana

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