Los Teatros Luchana de Madrid acogen Teresita: una vida de mierda, una comedia musical que permanecerá hasta el 26 de mayo en este escenario madrileño con Ana Serzo, Eric de Loizaga y Néstor Rodríguez como protagonistas.
El escenario ya da pistas de cuál será el tono de la obra. Un váter gigante acapara la atención de todos los asistentes. Después, Teresita aparece con la intención de suicidarse y bebe de una botella de Pato WC. Tras esto, le entran ganas de ir al baño y aparecen dos personajes desconocidos.
Resultan no ser tan desconocidos. De hecho, la conocen desde dentro, desde sus entrañas: son sus propias heces. A ritmo de canción, intentan aconsejarla para que no acabe tomando malas decisiones. Principalmente, esperan evitar que Teresita continúe siendo una mujer dependiente que no sabe estar sola.
Las situaciones en las que desemboca el encuentro de la protagonista con sus heces resultan de lo más absurdas; sin embargo, es eso precisamente lo que despierta la carcajada. Aunque la comedia no puede desprenderse del musical, los bailes y las letras ridículas juegan un papel fundamental en la obra.
Viva y alegre. Una función de texto simplón pero que consigue el entretenimiento y la diversión de los asistentes. Incluso, se podría definir como un pequeño espectáculo de variedades donde los chistes, el baile, la canción y los juegos se encuentran.
Demasiado osado sería tachar de feminista y comprometido el argumento de la obra, aunque la lucha de Teresita con su propia mierda –algo que podríamos considerar como una metáfora de todo aquello que se enquista y nos hace daño- deriva en enfrentarse a la moral católica, a su madre y a todo lo que le hizo pensar que sin un hombre no podría ser feliz.
La liberación solo pasa por dejar atrás a esas heces que han ensuciado su vida sin dejarla avanzar por su propio pie. ¿Consigue alcanzarla? Es una respuesta que nos dan tras una hora de diversión musical en los Teatros Luchana de Madrid.
Crítica realizada por Esperanza Hernández
