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28.04.2023 Críticas  
Susanita y Carlitos van a las estrellas

Mi última incursión en el Abril Imaginario de El Umbral de Primavera de Madrid ha sido Lo de los tontos, de Diego Baselga. La historia de cómo Susanita y Carlitos un día cogen una nave espacial y huyen de la vida adulta, para refugiarse en lo acomodaticio de la tontuna y lo naif.

Paula Mira e Íñigo Moro son Susanita y Carlitos, y nos van a contar el cuento de cuando Carlitos fue a una entrevista de trabajo y terminó arrancando el grifo de baño, Susanita, Presidenta de España, se lo lleva a un bar de pueblo donde se incendia una cocina y cazadores de gamusinos desayunan carajillos, y Carlitos decide que no le gusta esa gente.

Diego Baselga, autor y director de Lo de los tontos crea una pieza que logra lo que desde un principio busca y es que ya comiences con una sonrisa desde que entras en la sala, y que puedas verte reflejado el síndrome de Peter Pan con patas que son Susanita y Carlitos. Paula Mira transformada en una adulta completamente infantilizada me da una de las mejores interpretaciones del año porque su Susanita es una transfiguración en niña de 12. Buscando su foco, jugando a ejecutiva agresiva que rechaza ofertas laborales millonarias o esperando a ese padre ausente que únicamente aparecerá en su cumpleaños, está extraordinaria. El silente Carlitos de Íñigo Moro, ensimismado, superado por la vida adulta y refugiado en un estado contemplativo, viendo la vida pasar, está correcto pero no puede hacer nada con la arrolladora presencia de Mira.

Lo de los tontos es la propuesta más Abril Imaginario de todas las que he visto en esta ocasión, y se alinea con la pasada Los precursores, apoyándose en la narración oral, en la ingenuidad de sus personajes, en niños-adultos viviendo una vida que les va grande, sin supervisión y ausencia de figuras maternas. Diego Baselga vuelca todo el deseo de escape de la realidad millenial en ese listado de fascismos y ese viaje a las estrellas a bordo de un sofá, donde la realidad queda suspendida por la ausencia de gravedad, el tiempo pasa más rápido y aún pueden fantasear con encontrar un planeta nuevo en que no haya que ir a trabajar, planchar o ponerse pantalones para salir a la calle.

Crítica realizada por Ismael Lomana

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