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27.03.2023 Música  
It’s my party (and I’ll cry if I want to)

El pasado fin de semana, Robbie Williams presentaba de la mano de Doctor Music su XXV Tour 2023 en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Robbie consiguió hacer vibrar a un público ávido de los éxitos musicales que le ha escrito durante los 25 años de su carrera musical. Pero no solo la música tuvo cabida en el concierto; el británico se abrió en canal ante su público.

Robbie Williams sigue rompiendo récords allá por donde pasa. Su último tour llamado XXV Tour 2023, rompió récord de venta de entradas en su primera fecha en Barcelona (24 de marzo de 2023) cuando el de Manchester vendió todo un Palau Sant Jordi, más de 15.000 entradas, en 30 minutos. El hype fue tan alto por su vuelta a la capital catalana que las entradas literalmente volaron y muchas de las personas que estaban en cola se quedaron sin la preciada entrada. Tras este hito, la productora Doctor Music acordó un segundo concierto al día siguiente (25 de marzo de 2023) donde Robbie estuvo apunto de volver a colgar el cartel de Sold Out.

El Británico venía preparado para darlo todo. Acompañado de su banda, de un cuerpo de baile de 6 bailarinas, y de 3 cantantes corales, Robbie nos presentaba un concierto que se preveía excelso y que, realmente lo fue; y no solo por su música.

Iniciando el concierto 10 minutos más tarde de lo esperado (no está mal, en la primera fecha tardo 30 minutos en aparecer en escena), el cantante nos recibió con la potente Hey Wow Yeah Yeah (Take The Crown, 2012). Un inicio apoteósico y a la altura de lo esperado que hizo gritar a todo el público presente.

«Hola amigos. Let me introduce myself: I’m the Robbie fucking Williams»; gritaba a toda potencia. «Muchos me preguntan constantemente: ¿qué es el entretenimiento?. Y yo les contesto: el entretenimiento es amar a tu público y que ellos te amen a ti; y yo he amado a muchas en los años 90. A ti te recuerdo (indicaba jocoso mientras señalaba a una chica en la primera fila). Pero olvidad la explicación, es más fácil que os lo muestre; indicó.

Así, el cantante Británico inició una versión del famoso Here Comes The Hotstepper de Ini Kamoze (Stir It Up, 1994) que hizo que el público aullara a pleno pulmón mientras Robbie nos recordaba una canción de los años 90; década en la que su carrera empezaba a formarse. Rápidamente extasiado y iniciando la canción tarde, Robbie paró a la banda mientras decía a su público: «Hey. Long covid, it’s not my age folks»; y reía. 3, 2, 1… y la canción se iniciaba de nuevo para recuperar el flow. Manos arriba y saltos se vieron por el público presente disfrutando del inicio del concierto.

Tras ello, una canción que todos conocemos al dedillo, Monsoon (Escapology, 2002). «Buenas noches. ¿Cómo están?. ¿Muy bien? This one so frikin’ awesome»; sentenciaba en una noche en la que se le veía pletórico y animado.

Como decía, esta noche no iba a ser solo música y, como muchos compañeros de los medios indicaron sobre el concierto del viernes, Robbie Williams dedicó este tour no solo a su música, sino a hablar y explicar muchas de las cosas que han acaecido en estos 25 años de éxitos. Robbie dio un rápido repaso de su vida en los 90s, cuando la droga, el sexo y la música le sobrepasaba. Como él mismo indicó: This is therapy for me but entertaining for you. Are we amigos? We are, only, if you sing with me». Obviamente el público no tardó nada en contestar con gran cantidad de ruido. Y como el cantante quería asegurarse que todos cantaban, sonó My Song (The Ego Has Landed, 1999) con un karaoke en pantallas para que todo el público pudiera vociferar el estribillo.

Seguidamente sonó la inolvidable Come Undone (Escapology, 2002). A mitad de canción fue a saludar a una parte del público que ocupaba los asientos con visibilidad reducida y escogió a cinco mujeres que tuvieron la suerte de ser elegidas para ver el concierto desde más allá de la primera fila; justo cruzar la valla al final de la pasarela. Vista privilegiada del cantante que incluso, en un momento puntual, acabó subiendo a dos de ellas al escenario para animar al público.

Tras ello, Robbie decidió hablarnos de lo ocurrido con Take That. Explicó alguna anécdota de cómo empezó todo en 1990, mostró en pantalla grande el primer y vergonzoso single de la banda y frenó en un gran plano de su culo de los 90. Jocoso, habló de cómo le gustaba entrar en problemas y cómo rompió todas las reglas posibles, incluso escapándose a Glastonbury para cantar con Oasis; lo que le costó que le echaran inmediatamente del grupo musical. Para celebrarlo, cantó una versión de Don’t Look Back in Anger que el público cantó a coro.

Tras sincerarse de lo ocurrido y asumir su responsabilidad, Robbie indicó que también rompió sus propias reglas: no casarse nunca ni tener hijos, dado que ahora tiene mujer y cuatro hijos; algo que nunca hubiese imaginado. Orgulloso de lo que tiene, cantó Love My Life (Heavy Entertainment Show, 2016). Seguidamente, y para recordar a alguien que también dejó su banda de una manera algo traumática, cantó Eternity (Swing When You’re Winning, 2001); canción que escribió y dedicó a Geri Halliwell, quien en 1999 abandonó las Spice Girls.

El final del concierto asomaba y Robbie Williams inició una ristra de canciones de tempo bailable para llegar al punto álgido de show. Así sonaron Candy (Take The Crown, 2012), Feel (Escapology, 2002), Kids (Sing When You’re Winning, 2000) y la celebrada Rock DJ (Sing When You’re Winning, 2000).

Tras despedirse del público, poco tiempo pasó para que Robbie Williams apareciera de nuevo en el escenario para encauzar los bises. Sonaron No Regrets (The Ego Has Landed, 1999), She’s The One (I’ve Been Expecting You, 1998), canción que dedicó a Laia, una fan catalana en primera fila que la disfrutó gratamente y, como no podía ser de otra forma, finalizó su concierto con Angels (Life thru a Lens, 1997).

Robbie Williams entregó su corazón y su voz al público esa noche. Se abrió en canal para explicar el porqué de lo acaecido en sus más de 25 años en la industria. Habló de sus momentos álgidos pero también habló, posiblemente más, de sus momentos bajos y cómo el público lo ayudó durante esos años a no derrumbarse y seguir adelante. Aunque en más de una ocasión un puñado de asistentes silbaron en sus intervenciones habladas (algo poco respetuoso para el cantante pero aun más para el público que trataba de escucharlo), Robbie no desistió en su empeño y explicó lo que quería e hizo el concierto que quería. Un concierto que nos hizo conocerle más y ver como sus ojos se empañaban cada vez que se acercaba más a nosotros con sus anécdotas.

Crónica realizada por Norman Marsà

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