Se acaba de (volver a) estrenar Pundonor en el Teatro de la Abadía de Madrid y (de nuevo) las entradas están agotadas. Cinco únicos días, y un bis de dos días en el Corral de Comedias de Alcalá de Henares para acompañar a una inmensa Andrea Garrote como profesora universitaria en crisis.
Claudia Pérez Espinosa (Andrea Garrote) vuelve a impartir clase tras su incidente viral, «a ver qué pasa», pero ella desde que pone su pie con tacos en el aula ya sabe que esta es la última vez. Durante los siguientes 70 minutos nos pedirá que abandonemos la materia y nos contará su versión de la serie de catastróficas desdichas desde aquella mañana en la que salió de casa sin algo, a toda vista, fundamental.
Andrea Garrote es la creadora de Pundonor, y se auto-dirige, acompañada de Rafael Spregelburd. Escenografía e iluminación de Santiago Badillo, vestuario de Lara Sol Gaudini y música original de Federico Marquestó. Aunque todos estos aspectos artísticos son necesarios e imprescindibles, me quedo con la palabra, porque ¡qué palabra! Si la caduca RAE define «Pundonor» como el sentimiento que impulsa a una persona a mantener su buena fama y a superarse, que viene directa y literalmente del catalán, punt d’honor; este montaje es insuperable y perseguido por la entusiasta acogida de la pasada temporada.
Solo puedo ver a Andrea Garrote como Claudia Pérez Espinosa. Es tópico y quizás bastante manido y terrible el uso de «esto es una clase magistral de interpretación en la escena», pero ¡es que lo es!. Garrote pasa por veinticinco estados anímicos y matices en una misma frase, y todos ellos están representados ahí, sobre la tarima, en sus ojos, en la mueca de su boca, en sus manos, en sus piernas.
Ele es más dado que yo a ser sesudo y leer entre líneas, y cuando a él le parece que quizás la profesora es una loca sufriendo la represión sobre la que esos «putos franceses» teorizaban, para mi es una mujer a la que de pronto se le complica la existencia por un despiste que arrasa su vida como un alud. Norman Bates decía en Psycho que «we all go a little mad sometimes», y la Pérez Espinosa se ve sometida por esa sociedad que ella ha estudiado y de la que se convierte en un ejemplo como sujeto de estudio.
Pundonor es un éxito indudable, una comedia imperdible, aunque desgraciadamente esto ya está ocurriendo porque ya no hay entradas; donde Andrea Garrote se luce y pasa a formar parte de mi lista de imprescindibles argentinos. Teatro breve, preciso, emocionante y tremendamente analítico.
Crítica realizada por Ismael Lomana
