Únicamente dos citas ha programado el Centro de Cultura Contemporánea Condeduque a Euripides Laskaridis en Madrid para mostrar su breve RELIC; «la experiencia grotesca de un ser indefinido» en palabras de Omar Khan.
RELIC nos presenta al propio Euripides Laskaridis como una cosa a la que podriamos identificar como la propia palabra: una reliquia, una persona o cosa que ha sobrevivido un tiempo pasado, pero que ahora está demodé, aun conservando un cierto interes historico. O quizás esta RELIC es una parte del cuerpo de alguien sagrado, o hasta una pertenencia que ahora mismo se conserva y se venera.
El espacio escénico es de Laskaridis, que a su vez tambien es el director, coreógrafo y perfomer; que junto con la instalación de sonido y operación en vivo de Kostas Michopoulos, Nikos Kollias, Kostis Pavlopoulos y Giorgos Chanos y la asesoría de iluminación de Eliza Alexandropoulou convierten el escenario no ya solo en un lugar, o quizás un no-lugar, sino por momentos en un estado mental o una pesadilla en vivo, que sin llegar a ser terrorífica, es perturbadora e inquietante como ese espacio angustioso que describen aquellos que sufren parálisis del sueño, porque RELIC transita entre ese estado de sueño y vigilia en escena.
Euripides Laskaridis logra con el primer personaje que presenta, una especie de lampiño ratón hiperfeminizado, deforme y sin expresión facial, transportarnos a una hilarante visita a un terror nocturno que ha venido a entreternos con su show; es una parálisis del sueño artista y polifacética que practica danza, burlesque, y entretiene con películas clásicas al busto que comparte espacio con ella. Los apagones y juegos de luz son errores sinápticos, fallos en el sistema eléctrico de un cerebro activo que parece que ha penetrado en una fisura (a)temporal que nos muestra esta jaula sin barrotes en la que habita este ser asexuado, desgenerado y solitario. RELIC puede ser un grito desde el cerebro reptiliano para conectarnos con lo elemental, lo primitivo; esto podría ser la corporalidad de esa voz en nuestra cabeza que nos alerta de cosas, RELIC es el cuerpo de nuestro sexto sentido.
En los 40 minutos de duración del espectáculo se suceden hasta tres transiciones del personaje, todas ellas con distinta suerte y resultado, y es precisamente la mas indescriptible e inclasificable la que conecta conmigo, sin hablar ni balbucear ni chapurrear un francés helenizado. RELIC es la típica propuesta que mueve a la audiencia entre la tomadura de pelo, la genialidad, o hasta el rechazo más absoluto. La ola de creadores griegos que aparecen en las programaciones de todos festival europeo son la cita imperdible garantía de calidad y factor sorpresa, y Euripides Laskaridis, que desde el 2016 representa esta propuesta, es otro hito más en la buena cosecha de la creación griega contemporánea.
Crítica realizada por Ismael Lomana
