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01.02.2023 Críticas  
La vida es aquello que sucede mientras preparas una función teatral

El Teatre Condal de Barcelona deja de lado unos días su obra en cartelera “Júnior”, para programar 4 únicas funciones de You Say Tomato, de Joan Yago, dirigida por Joan Maria Segura e interpretada por Anna Moliner y Joan Negrié. Un espectáculo sobre el amor. El amor al Arte, el amor a los sueños, a la vida, el amor propio y el amor de pareja.

El punto de partida de la obra es sencillo: una pareja que vive –o más bien sobrevive- yendo de gira con su espectáculo musical sobre grandes éxitos románticos, se prepara para realizar un “bolo” en un teatro de pueblo en el marco de su fiesta mayor. Mientras se visten, maquillan y preparan el escenario, salen a la luz distintos temas de los que ambos van conversando a medida que disminuye la cuenta atrás para que el público entre en la sala y deban empezar su función.

Los temas de los que hablan son importantes, como la revisión de sus sueños, el cuestionamiento de la pareja estable o la definición de éxito. Después de tantos años haciendo lo mismo (intentar vivir del Arte) y con una relación estable, llegan las preguntas. Unas preguntas que no siempre encuentran respuestas y por las que se navega de una forma más bien sutil, sin dejar que la obra se adentre en la profundidad del género dramático.

Un tipo de público acostumbrado a obras más intimistas, podría esperar que en algún momento todo explotara y que los actores se abrieran en canal para dar paso a escenas con diálogos donde se pusiera el foco en las emociones y especialmente el dolor. Sin embargo, éste no es el estilo de la obra –ni de las obras que el Teatre Condal está acostumbrado a programar-. Más bien, en You Say Tomato se apuesta por el dinamismo y los cambios de tono constante, encontrando un buen equilibrio entre la tensión del conflicto y las acciones cotidianas que realiza la pareja, que nos devuelven a un género más parecido a la comedia.

Anna Moliner y Joan Negrié actúan con una naturalidad que se desenvuelve perfectamente en el escenario y nos llevan fácilmente a formar parte del día a día de la pareja. Ambos representan unos personajes muy distintos entre sí y cada uno de los actores sabe darle su personalidad de una forma muy propia.

Dos personajes que nos hablan de los anhelos. De aquellos momentos en los que nos preguntamos hacia dónde vamos y pensamos en cambiar nuestro camino y probar cosas nuevas. Viajar, tener otras parejas, vivir otros sueños, marcarse otros objetivos… El derecho de cuestionárselo todo. Y la posibilidad también de darse cuenta de que la felicidad se puede encontrar en la vida que estás viviendo ahora, aunque no sea la que siempre habías soñado.

El final es sin duda lo que el público necesita. Un nuevo cambio escénico en el que el ritmo cobra el protagonismo y la música –con dirección musical de Xavier Mestre– lo invade todo. En ese momento de la obra, destacan la coreografía de los actores, propuesta por Joan Maria Segura; el vestuario, con unos cambios sorprendentes propuestos por Albert Pascual, y el diseño de luces propuesto por Marc Salicrú.

Un final muy digno de la obra que se presenta, en la que nos movemos entre la cotidianidad y la vida de dos artistas interpretando la función de su vida, repasando su trayectoria personal y profesional con ganas pero a la vez miedo de cuestionárselo todo.

Crítica realizada por Maria Sanmartí

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