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30.01.2023 Críticas  
¿Tener amigos para esto?

Se estrena, en las Naves del Matadero del Español en Madrid, Amistad. Un texto de Juan Mayorga dirigido por José Luis García-Pérez quien además interpreta a uno de los protagonistas. Un montaje que resulta interesante en la intención pero que se diluye y pierde interés en su total.

Nadie va a discutir ahora el atractivo de poner sobre las tablas un texto de Juan Mayorga, uno de los más reputados escritores de teatro contemporáneos, premiado y alabado. No sorprende entonces que el Teatro Español apueste por un texto suyo, y además se le ceda la sala grande del Matadero. Con escenografía muy marca Alessio Meloni y con un trío actoral de aquellos que llenan las salas. José Luis García-Pérez, Ginés García Millán y Daniel Albaladejo. Todo pinta bien, texto, propuesta, lugar, plantel actoral. Pero todo se va cayendo poco a poco en un montaje que se aleja por completo de lo que uno espera encontrarse.

Un velatorio es sin duda uno de los mejores sitios donde hacer comedia, situación de la que se tira de frases grandilocuentes carentes de significado. Donde hablamos más por compromiso que por aportar algo de consuelo. En escena un féretro y dos amigos velando al fallecido. “Era el mejor de los tres” espeta el primero, a lo que le siguen recuerdos, anécdotas, cosas nunca confesadas entre ellos. La muerte como desencadenante de la sinceridad entre estos tres amigos. Ha sido necesario el fallecimiento de uno de ellos para poder expresar según que sentimientos. Son tan básicos ellos, tan cobardes, tan machitos, que la gracia de esas confesiones produce más sonrojo que empatía. Uno esperaría que los sentimientos afloraran, que el termino amistad adquiriera una dimensión emocional y emocionante, pero todo se queda en una revelación de unos señores que se han quedado en mirar las piernas y pechos de las mujeres, y con miedo a que sus hijos se vuelvan “maricones”.

No desvelaremos el juego teatral que sigue a ese velatorio para no destripar la sorpresa. Sorpresa que una vez descubierta interesa y parece que va a llevar al montaje a alguna situación más descacharrante, pero que se queda en un juego pueril y repetitivo.

No se puede negar que las interpretaciones son más que correctas, que el escenario, la luz y todo el envoltorio son de relumbrón, y que la expectativa era quizás demasiado elevada. Todo está bien, pero a la vez le faltan mimbres de gran comedia. Transita por unos vericuetos trillados y olvidables. Leo y descubro que este texto lo escribió Mayorga hace unos años. Quizá antes de desempolvarlo habría que haberle dado una vueltecita, o quien sabe, simplemente haberlo dejado en ese cajón de propuestas que nunca vieron la luz, no siempre es bueno airear los trapos sucios de una amistad.

Crítica realizada por Moisés C. Alabau.

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