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27.01.2023 Críticas  
RESPECT

El Gran Teatre del Liceu de Barcelona presenta, en 5 únicas funciones, el espectáculo Jungle Book reimagined; una versión actualizada y sostenible de El libro de la selva de Rudyard Kipling ideada por el coreógrafo Akram Khan. El viaje de Mowgli se muestra a través de los ojos de un refugiado climático atrapado en un mundo devastado por el impacto del calentamiento global.

La compañía de uno de los coreógrafos más relevantes de la escena de la danza contemporánea, Akram Kahn, ha aterrizado en el Gran Teatre del Liceu para presentar su nueva producción, Jungle Book reimagined, una versión que actualiza la famosa historia de Rudyard Kipling, El libro de la selva, en la que un niño crece en un entorno salvaje.

Estrenada en abril del 2022 en el Curve Theatre de Leicester (Inglaterra), esta producción cuenta con una nueva partitura original y una nueva visión de la historia que pone en foco en el cambio climático y en la afección al mundo animal. Una pieza narrativa cautivadora y vital sobre la necesidad intrínseca de pertenecer y establecer vínculos con los demás y sobre la importancia de conectar con nuestro mundo natural y respetarlo.

Como ya nos tiene acostumbrados, Akram Khan transforma y retuerce historias conocidas para contarlas desde una perspectiva distinta. Historias que resuenan en nuestro subconsciente y que le ayudan a hablar del significado y las consecuencias de vivir en una sociedad globalizada. Esta vez, Akram Khan y su equipo han «reimaginado» el viaje de Mowgli para equipararlo a un refugiado climático que se ve atrapado, entre animales, en un mundo devastado por el calentamiento global.

A través de la danza teatralizada, presenciamos la historia de un niño que viaja en barco con su familia. En dicha travesía, el barco naufraga y el niño cae al agua separándose de su madre. El pequeño náufrago llegará a un mundo en el que se verá obligado a convivir entre animales. Será acogido por los lobos, perseguido por los monos y custodiado día y noche por un excéntrico oso y una recelosa pantera.

Superando las palabras, y utilizando el gesto, el movimiento, y el uso de la tecnología de proyecciones, Khan nos presenta un espectáculo en el que nos cuesta un poco entrar pero que, desde el momento que nos atrapa, ya no podemos escapar.

Los movimientos de la compañía son hipnóticos a la par que fascinantes. La perfecta elasticidad de sus cuerpos crea patrones que asociamos rápidamente al animal que interpretan e, incluso, en ocasiones, nos sorprenden con movimientos y coreografías inesperadas. El uso de los pies, por ejemplo, es algo a destacar en el trabajo de dichos artistas, debido al gran protagonismo que se les ofrece (el caminar, el posicionar…). Lo mismo ocurre con las reacciones corporales. Ya sea a los diálogos, a los roces o a las pequeñas interacciones entre ellos y las proyecciones, Khan consigue adentrarnos en un mundo que sufre un continuo cambio.

En la parte técnica del espectáculo, destacar las animaciones creadas por Naaman Azhari, Natasza Cetner y Edson R. Bazzarin que, junto a la videocreación de Nick Hillel, nos sitúan rápidamente en el mundo imaginario de Kipling. Un gran complemento audiovisual pensado para acompañar un trabajo coreográfico espléndido.
Como espléndido es también el diseño visual escénico creado por Miriam Buether en el que la escenografía está hecha, exclusivamente, de cartón; reduciendo así la huella ecológica de la compañía. De esta manera, pueden trasladar su espectáculo de ciudad en ciudad de una forma más sencilla y sin necesidad de mover grandes estructuras teatrales y escenográficas. ¡Bravo!

Con esta versión reimaginada de Jungle Book, Akram Kahn nos hace pensar y entender que, como especie, hemos de volver a aprender y reimaginar un nuevo mundo en el que todos podamos convivir. El cambio climático es una realidad y no estamos haciendo nada por solucionarlo. La causa raíz de este problema radica en que hemos olvidado la conexión con nuestro hogar, con nuestro planeta. Todos lo habitamos, todos lo explotamos y todos construimos, pero hemos olvidado devolverle nuestro respeto.

Crítica realizada por Norman Marsà

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