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16.12.2022 Críticas  
Hemingway desde el ruedo

A partir de las crónicas que Hemingway escribió como corresponsal durante la guerra civil española, Mario Hernández crea y dirige Hemingway, enviado especial, en el Teatro del Barrio de Madrid. Un monólogo en el que el escritor, interpretado por José Fernández, rememora antes de suicidarse la época en la que, desde el Hotel Florida de Madrid, narraba cómo se libraba una guerra.

La película Por quién doblan las campanas se proyecta silenciosa sobre el fondo negro del Teatro del Barrio de Madrid. Cary Grant trepa por riscos muy alejados de la sierra de Guadarrama mientras seduce a una improbable María en la piel de Ingrid Bergman. Entramos lentamente en un espacio de memoria brumosa. Una máquina de escribir, una botella de whisky y, en el centro de la escena, un ruedo de albero. La arena en la que se libraron las batallas y corrió la sangre, el recuerdo de un país y de una guerra. Esta es la sugerente escenografía que Paula Castellano ha planteado para sumergirnos en el monólogo. Apenas cuatro elementos que nos sitúan, incluso antes de empezar, ante los iconos de un hombre y del pasado de un país.

Mario Hernández nos plantea un sugerente retrato biográfico del premio nobel pero también un documento histórico sobre la guerra civil. Ambas narraciones crecen paralelas y permiten que el hombre, sus debilidades y fortalezas, encuentren su justificación temporal. Este Hemingway siente que lo mejor de la fiesta ya ha pasado y, mientras juguetea con la escopeta con la que acabará suicidándose, se adentra en los recuerdos de un tiempo en el que su querida Madrid abría bares y cines y se aferraba a la ilusión de una vida mientras caían las bombas. Es un relato vehemente y ácido en el que el horror se dosifica pero no se matiza. Hernández juega con tino para construir una narrativa en la que el estupor que provoca la muerte y el dolor dejan ventanas también a una sonrisa aliviada. Uno imagina en ese pulso dramático el propio carácter de Hemingway. Un ser festivo y mujeriego que desde su habitación 109 del mítico Hotel Florida acumulaba juergas y amantes, pero que también exponía su vida para contar al mundo esta ultima guerra romántica.

Mario juega con la prepotencia, la soberbia, la desilusión incluso el arrepentimiento del personaje. Este Hemingway se sincera y se analiza sin misericordia. No hay condescendencia. Es absoluto, egocéntrico, paradójicamente vital cuando estamos al final de una vida.

Pero este texto vibrante necesita un actor para sostenerse. Un hombre que encarne todos los Hemingway en una sola noche. Un Hemingway que se enfrenta a sí mismo en ese ruedo simbólico que ocupa el escenario. José Fernández nos confirma que es ese actor desde su misma entrada en escena. Su trabajo demuestra un profundo conocimiento del personaje y del propio texto. Conduce y sostiene la narrativa con acertado tempo y con un inteligente uso del sencillo espacio escénico. Camina descalzo, acariciando la copa de whisky o las teclas de su máquina, y sus pies desnudos barren la arena provocando un sonido seco que rasga el repentino silencio como subrayando sus palabras. Sin perder la fidelidad al personaje nos ofrece un hombre propio y personal. Solo podemos aplaudir su excelente interpretación.

Esta atmósfera cenicienta y vibrante que tiene ecos de humo de mortero y puros, se apoya en una iluminación dramática obra de Álvaro Guisado Garavito y de una ambientación sonora en la que el jazz nos trae las bombas y el Bar Chicote. Claroscuros que reflejan la vida de un hombre lleno de aristas que nos abandonó con el eco de un único disparo rebotando en el silencio. Los republicanos fueron vencidos, el Hotel Florida y sus fantasmas desaparecieron convirtiéndose en unos grandes almacenes, pero la memoria de sus artículos permanece en el tiempo.

Hemingway, enviado especial es un bello relato biográfico e histórico de un hombre que narró y perdió una guerra que no era suya. Un cronista improbable y brillante al que su propio genio y carácter engulleron. Un montaje elegante, bien escrito y excelentemente interpretado. No se puede añadir más.

Crítica realizada por Diana Rivera

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