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29.11.2022 Críticas  
La ópera tal y como era

Ópera de Tenerife presentó los días 22, 24 y 26 de noviembre su segundo título de esta temporada: Un ballo in maschera, polémica obra de Giuseppe Verdi. Esta puesta en escena es una coproducción entre el Auditorio de Tenerife y el Teatro Regio di Parma.

Esta es, probablemente, una de las óperas más completas y hermosas del compositor italiano. Verdi narra en tres actos la historia del asesinato en 1792 del rey Gustavo III de Suecia, a manos de un miembro de su propia corte. Está repleta de todos los ingredientes para hacerla de lo más atractiva para el público: amores imposibles, terror, traición, venganza y asesinato.

Lo que hace única a esta producción del Teatro Regio di Parma y el Auditorio de Tenerife es que ofrece la escenografía original, hecha de papeles pintados y creada por el escenógrafo italiano Giuseppe Carmignani, que se creó en el año 1913 con motivo de la conmemoración del centenario del nacimiento de Verdi. Los trabajos de restauración comenzaron en 2017 con la dirección de Rinaldo Rinaldi y se estrenó en 2019.

Lo que se ha visto sobre el escenario estos tres días ha sido espectacular. No se ha escatimado en recursos, hecho que ha quedado evidenciado sobre el escenario. Además de los artistas vocales e instrumentales, se contó con bailarines del Centro Internacional de Danza Tenerife, que haciendo honor a la solera de dicho centro y bajo la dirección de Michele Cosentino, enriqueció la obra con unas interpretaciones balletistas de enorme belleza.

La Orquesta Sinfónica de Tenerife dio la talla ante una obra musical repleta de múltiples variaciones en las melodías. En el podio tuvo al talentoso director Alessandro D’Agostini que, con una enorme atención por el detalle, dosificó los tempos con sumo equilibrio.

El Coro Titular Ópera de Tenerife tuvo oportunidad de ofrecernos momentos gloriosos con formidables exhibiciones de sus armónicas voces. Luciendo una técnica sobresaliente, evidenciaron su excepcional calidad y de nuevo mostraron que Carmen Cruz sigue siendo una directora única y extraordinaria.

La directora de escena Marina Bianchi, junto con la escenógrafa Leila Fteita, optaron por utilizar una escenografía pintada que mostrara el teatro tal y como era, con un aire antiguo que reflejara la más pura tradición teatral italiana. El resultado tras el excelente trabajo de restauración conservadora ha sido magnífico. El mismo cuidado por el detalle se mostró en el diseño y la realización de los espléndidos trajes de la mano de la diseñadora de vestuario Lorena Marin, donde se buscó la armonía con el resto de los elementos del escenario.

Esta sencillez y delicadeza que se quisieron mantener en la escenografía, era con el objetivo principal de cumplir con el propósito original de Verdi: el lucimiento de sus protagonistas. La elección de todo el elenco hizo posible este propósito.

Como anillo al dedo le vino el rol de Riccardo al tenor José Bros, ya que está considerado uno de los máximos exponentes del repertorio belcantista romántico. Este personaje es de mucha intensidad vocal con variaciones en las melodías. Y aunque en algún momento se pudo percibir lo agotador que resulta dicha interpretación, Bros hizo gala de sus tablas y magnífica técnica y nos ofreció momentos de verdadera excelencia.

Con una proyección sonora muy rica y mostrando su madurez vocal, el barítono Sergey Kaydalov defendió el rol de Renato. La soprano Monica Zanettin, en el papel de Amelia, estuvo fantástica. Mostró tener una voz hermosa y poderosa además de tener grandes dotes interpretativas. Aunque con alguna irregularidad, la contralto Enkelejda Shkoza dominó su papel dándole personalidad e intensidad al personaje de Ulrica.

Sin duda, una destacada protagonista de esta producción fue la soprano Sofía Esparza. Interpretó de forma magistral el rol de Oscar. Su canto claro y directo, mostró un gran potencial vocal y también escénico, ya que su personaje poseía matices humorísticos, puesto que Verdi incluyó tres momentos de lucimiento vocal y dramático y que Sofía Esparza supo alcanzar de forma más que satisfactoria.

Probablemente habrá unanimidad entre el público de que esta propuesta en conjunto entre Auditorio de Tenerife y Teatro Regio di Parma ha sido, sin lugar a dudas, un tremendo éxito que ha alcanzado la excelencia.

Crítica realizada por Celia García

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