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05.11.2022 Críticas  
Un triunfo en todas sus vertientes

El Gran Teatre del Liceu de Barcelona presenta Il Trovatore. Una ópera con dirección escénica de Àlex Ollé y dirigida musicalmente por Riccardo Frizza, un experto en el repertorio italiano, la ópera cuenta con grandes intérpretes internacionales como Saioa Hernández, Vittorio Grigolo, Ksenia Dudnikova y Juan Jesús Rodríguez.

Después de Pelléas et Mélisande de Debussy y de Norma de Bellini, el director de escena en residencia del Liceu, Àlex Ollé, invita al público a sumergirse en el universo verdiano con Il trovatore. Esta obra maestra del género, llega al Gran Teatre del Liceu con dos repartos de lujo y en una producción que denuncia los horrores de la guerra concebida para la Dutch National Opera de Ámsterdam (2014) y la Opéra National de Paris (2016).

Il trovatore de Giuseppe Verdi es un buen ejemplo del romanticismo musical y una obra maestra del melodramma italiano. No es solo una más de las óperas de la trilogía popular de Verdi (junto a Rigoletto y La traviata), sino que es una de las creaciones verdianas más exigentes desde el punto de vista musical y teatral.

La ópera, estructurada en cuatro actos –a la que Verdi les asigna los títulos El duelo, La gitana, El hijo de la gitana y El castigo– sobre un libreto de Salvadore Cammarano y Emanuele Bardare, se basa en la obra de teatro homónima del español Antonio García Gutiérrez de trama imposible que habla de amor, odio, errores fatales de intercambio de hijos, venganzas y muertes; temas que funcionan muy bien dentro del género operístico.

La producción que Àlex Ollé presenta en el Liceu de Barcelona traslada la acción original de la ópera, ambientada en el Reino de Aragón en el Siglo XV, a las trincheras de la I Guerra Mundial en una propuesta asfixiante, oscura, reflejo de la crueldad y la insensatez de la guerra. De esta manera, Ollé presenta el conflicto entre Manrico y el Conde de Luna que en realidad son hermanos pero que fueron separados al nacer, cuando Azucena cumple con su destino y su obsesión: vengar a su madre, quemada bajo la acusación de brujería por el padre de ambos hermanos. Ambos destinos, la venganza y el enfrentamiento entre consanguíneos, sitúa perfectamente la acción dentro de una guerra fratricida como fue el conflicto bélico que marcó el inicio del siglo XX. Pero en Il Trovatore no solo se habla de venganza y muerte. La ópera también habla de amor, aunque condicionado por raptos y vejaciones, ya que ambos antagonistas, Manrico y el Conde, están enamorados de la misma mujer, Leonora.

La versión que Ollé nos presenta sobre las tablas del Liceu es excelsa. De una gran belleza musical y teatral que hace que encandile al público rápida y ferozmente. Olvidamos el Reino de Aragón en poco tiempo y nos introducimos en la historia ambientada en la I Guerra Mundial de una forma armónica y sencilla que nos atrapa. La adaptación de los personajes es orgánica y nada forzada, algo que agradecer en este tipo de adaptaciones. Sencillamente un triunfo en todas sus vertientes.

La puesta en escena cuenta con un obsesivo diseño de iluminación de Urs Schönebaum que aporta un cambio inesperado de atmósferas forma constante. Junto a una escenografía modular creada por Alfons Flores que nos embelesa cambio a cambio, el binomio iluminación – escenografía, se convierte en uno de los grandes hitos de la noche haciéndonos recorrer escenarios cambiantes como el campo de batalla, un cementerio, un laberinto de trincheras… Los cambios mediante poleas que mueven verticalmente una especie de rocas de variados tamaños son hipnóticos y, en ocasiones, sobretodo al inicio de la ópera, consiguen recordarnos al Holocaust-Mahnmal o Monumento del holocausto; un monumento que podemos localizar en Berlín como recuerdo a los judíos víctimas del holocausto. El constante juego de la luz y el movimiento de la escenografía hacen que esta versión de Il trovatore se convierta en un hito escenográfico que se recordará durante años.

Por último, constatar en la parte técnica de la ópera el trabajo de Alfons Flores y Lluc Castells que firman un vestuario con claro acento militarizado que aporta una enriquecedora paleta artística y que, tan bien, casa con el conjunto escenográfico.

En la parte de las voces, es un lujo poder disfrutar de la gran paleta colorativa que se nos presenta en escena. La noche del estreno disfrutamos de Juan Jesús Rodríguez como Conde de Luna, Saioa Hernández como Leonora, Ksenia Dudnikova como Azucena, Vittorio Grigolo como Manrico, Gianluca Buratto como Ferrando, Maria Zapata como Inés y Antoni Lliteres como Luis. Todos y cada uno de ellos ayudaron a levantar una función sin igual que el publico adoró adoramos con grandes aplausos y vítores en momentos puntuales de la ópera. Aunque no hubieron bises (algunos de ellos merecidos), disfrutamos de una impecable Saioa como Leonora, una potente y sufrida Dudnikova como Azucena, y un tour de force entre los protagonistas, Rodríguez como Conde de Luna y Grigolo como Manrico. Unas voces perfectas bajo unas interpretaciones agradecidas que levantaron al público barcelonés de su butaca, ya en su primera aparición, y extendiendo los aplausos finales a casi nueve minutos.
Junto a ellos, alabar la fantástica interpretación del Coro del Gran Teatre del Liceu dirigida por el maestro Pablo Assante.

La versión que el Gran Teatre del Liceu de Barcelona presenta de Il Trovatore de Giuseppe Verdi es un MUST en toda regla. Un lujo que el público podrá disfrutar, y no se debería perder, hasta el 8 de noviembre en el céntrico teatro de la ópera barcelonesa. Un excelente Il Trovatore que se recordará durante años.

Crítica realizada por Norman Marsà

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