novedades
 SEARCH   
 
 

04.11.2022 Críticas  
Muerte en vida

Los Teatros del Canal de Madrid han acogido el estreno de Imagine, de Krystian Lupa y Teatr Powszechny W Warszawie, apenas cinco meses después de su estreno mundial. Un ejercicio de existencialismo New Age que es toda una prueba de resistencia para su audiencia.

Con una duración de más de cinco horas, divididas en dos partes, Imagine es un viaje artístico por el mundo de la contracultura de los años 60 y 70, cuando se creyó posible el paso de lo que Lupa denomina un hombre de guerra a un hombre de paz, el de la generación hippie, el de la nueva era, de la que el director polaco formó parte.

Krystian Lupa emplea la letra de Imagine como punto de partida de su obra y se pregunta sobre la persistencia de las utopías en el mundo actual y si es posible, como se pensó entonces, un planeta sin guerras, países, propiedad y odio, en el que la espiritualidad se ha comercializado o politizado, y los valores humanistas, los derechos humanos, la igualdad y la libertad personal se han devaluado.

A priori todo el imaginario de Lupa, la motivación del montaje, y una atractiva duración de más de cinco horas, lo cual simplemente ya es un imán para teatreros arriesgados; pintaba fenomenal. Es más, la audiencia polaca reía en alto ante parlamentos que quizás la traducción de los sobretítulos hacía perder la gracia, o bueno, quizás es que no estamos en sintonía con el sentido del humor polaco; pero la platea de la sala Roja de los Teatros del Canal era realmente un velatorio, como concibe Lupa la primera parte de Imagine y es lo que se representa sobre el escenario, una reunión de amigos, convocados a no saben qué, por un cuerpo yacente en una cama.

Capto el mensaje de los nombres de todos ellos, haciendo referencia a protagonistas de la contracultura de los 60 y 70; entiendo que quizás esto no sea más que la antesala al infierno devastado, abandonado y vacio de la segunda parte. Pero ese purgatorio-velatorio de la primera parte es el comienzo de una marcha penitente por un valle infinito en el que ni siquiera la contemplación de los cuerpos supone un aliciente para no realizar intentos frustrados de proyección astral fuera de la sala Roja.

Imagine es una prueba de resistencia que no todo el mundo estuvo dispuesto a soportar, ya que los abandonos con cuentagotas de la primera parte se saldaron con casi la mitad de los asistentes desistiendo de enfrentarse a una segunda parte que comenzaba con la fantástica propuesta multicámara de un trayecto en auto hacia ninguna parte, pero que volvía a caer en la monotonía de monólogos dialogados con el Dios director, Krystian Lupa, presente en la sala, e interviniendo en la representación en voz y traducción simultánea.

Crítica realizada por Ismael Lomana

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES