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31.10.2022 Críticas  
Contradicciones de la vida

True West llega a las Naves del Español en Matadero de Madrid como un espejo que refleja lo más profundo del alma de dos seres humanos interpretados por Tristán Ulloa y Kike Guaza. Un drama familiar dirigido por Montse Tixé sorprendente e imprevisible que estará en cartel hasta el próximo 27 de noviembre.

El montaje, que ha sido recientemente estrenado en las Naves del Español, está basado en la obra del dramaturgo norteamericano Sam Shepard que pone en alza la cuestión de la identidad, tanto individual como cultural, en clave de comedia negra. El humor, sin duda, es amplio y tiene diferentes maneras de manifestarse pero en todas sus variantes logra emocionar al público y deja un espacio abierto para la reflexión. La introspección sobre el sentido que damos a nuestro propio ser, único, diferente a los demás, y continuo en el tiempo, pone en el centro de nuestra vida el guión mental que hacemos de los valores y comportamientos que nos ha transmitido la cultura; integrándolos de acuerdo a nuestras características individuales y nuestra experiencia social. Sephard logra, a través de un lenguaje directo e imaginativo, que tanto los personajes como la historia tengan una complejidad y riqueza dignas de admiración.

Adaptar una obra así no se antoja fácil. Eduardo Mendoza demuestra una atención especial al subtexto y a la cultura que nos hace intuir el desafío que ha debido suponer esta tarea. True West despliega un universo trágico, que aúna de forma inaudita poeticidad y encanto con una brusquedad y violencia primitiva, y una imaginación impactante que Mendoza ha sabido trasladar al escenario con suma brillantez y solvencia. La dirección de Montse Tixé también es un ingrediente de suma importancia en esta mezcla explosiva de emociones cambiantes que remueven el alma del público.

En un montaje de estas características y dada su complejidad, hay que destacar por partida doble la extraordinaria actuación de los dos protagonistas que componen el elenco. Interpretan a dos hermanos que se reencuentran en la casa de su madre que está ausente durante unos días. Tristán Ulloa está inmenso dando vida al hermano descuidado, borracho, ladrón, sin familia y sin aparentemente nada que perder; bordando todos los matices del personaje: la astucia, la grosería, la picardía… Y qué decir de Kike Guaza, está brillante interpretando al hermano pequeño, aparentemente más seguro, universitario y casado con un estilo de vida bastante cómodo. Sobresale en la segunda parte de la obra, especialmente en las escenas con mayor exigencia física. En definitiva, ambos actores están espléndidos en la interpretación y, también, en la expresión corporal. Para quitarse el sombrero.

Sebastià Brosa, responsable del espacio escénico, ha realizado un trabajo fabuloso. Con pocos elementos escenográficos, pero con un magnífico dominio del escenario, nos traslada al hogar donde se desarrolla la historia con grandes dosis de realismo; el interior de la vivienda donde se desarrolla la acción, sin paredes y sin grandes despliegues que distraigan a los espectadores y espectadoras de lo realmente importante. Destacar también el sensacional juego de luces de Rodrigo Ortega, jugando con la penumbra y generando un sinfín de efector diversos para acompañar las escenas que van teniendo lugar.

Las obras de teatro se disfrutan más sin expectativas de por medio que nos permitan anticipar mentalmente lo que pueda ocurrir sobre las tablas pero hay algo que sí debe saberse con rotundidad: True West es una obra donde el trabajo actoral es la clave del triunfo.

Crítica realizada por Patricia Moreno

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