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30.09.2022 Críticas  
Trenzando vidas del papel al teatro

Las ‘noies Mossbank’ tenían ganas de volver a coincidir en un proyecto. La Trena (trenza en castellano), en cartel actualmente en el Teatre Goya de Barcelona, es la oportunidad que estaban buscando Clara Segura, Marta Marco y Cristina Genebat para reunirse de nuevo es el escenario de un teatro.

A ellas tres, se une Carlota Olcina sobre las tablas. Y Bet Orfila en la creación del proyecto. Y Montse Vellvehí en la ayudantía de la dirección. Y una larga lista de más mujeres que han trabajado juntas para que nos llegue esta emocionante historia, escrita por Laetitia Colombani, sobre mujeres.

La premisa es la misma en las tres protagonistas de esta historia. Smita, Giulia y Sarah buscan (luchan) por hacerse un hueco en su mundo. Smita, en la India, quiere que su hija tenga un futuro mejor (a pesar de pertenecer a la casta de los dalit o ‘intocables’). Giulia trata de sacar adelante el negocio familiar, que está en la quiebra. Y Sarah trata de mantener su puesto de abogada en un bufete gobernado por hombres, aún cuando ha sido diagnosticada de cáncer de mama.

Las tres tienen que enfrentarse a situaciones extenuantes física y emocionalmente. Y las tres, que no se conocen y viven en diferentes continentes, acabarán unidas de una manera muy especial. Colombani hizo un precioso ejercicio metafórico para contar como de alguna manera todas las mujeres estamos unidas en nuestras luchas diarias, en el deseo de libertad y de supervivencia y como ese hilo invisible al final te da las fuerzas para continuar.

Para trasladar la novela al escenario del Goya se ha trabajado con sencillez la escenografía, que a la vez resulta completa con la ayuda de audiovisuales, la luz y la música (a cargo de CUBE.BZ, FRAU y Damien Bazin respectivamente). Una espléndida idea para transportarnos a tres lugares muy distintos y muy distantes en tan solo segundos sin perder el hilo de la historia con cambios de escenografía. 

El volcado del texto a dramaturgia les ha salido fantástico a las ‘noies’. Marco y Genebat traducen. Segura dirige (una gran dirección que proviene de una enorme actriz). Y las 3, junto a Olcina, interpretan. Segura es la narradora, la que va trenzando los cabellos de todas esas mujeres hasta conseguir esa enorme trenza con las vidas de Smita, Giulia y Sarah. Y Genebat es Sarah, Marco es Smita y Olcina es Giulia. Son las protagonistas… y son varias decenas de personajes más que interpretan cada una, paralelamente a sus personajes principales. Toda la obra es un trepidante viaje hasta llegar a La trena y todas están fantásticas por igual. No solo interpretando. Sino en el duro trabajo de cambio de vestuario en segundos (recibiendo la inestimable ayuda de Raúl G. Duarte entre bambalinas), de entradas y salidas al escenario y de cambios de registro (y en ocasiones de idioma) constantes. Mención también para Vero Cendoya con quien han contado para algunas coreografías que realizan (maravillosa la escena del paso de la virgen en Italia) y a La Perla 29, quien ha producido a la compañía.

Decía al principio que es un trabajo de mujeres para mujeres. Y es bonito percibir la motivación por el que arranca y culmina este proyecto. En La trena se percibe el cariño y el respeto de estas mujeres catalanas por las mujeres de la historia y por las del resto del mundo. La trena te atraviesa poco a poco el corazón (para instalarse en él), pero que percibes de inmediato como un extraordinario trabajo.

Crítica realizada por Diana Limones

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