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12.09.2022 Críticas  
Anhelos y peones sacrificados

Catalina Inès Florit y Alvar Triay abren la temporada del Teatre Eòlia de Barcelona con Batec (una trilogia), tres piezas cortas escritas por Florit sobre las mujeres mayores de nuestras vidas (abuelas, madres, tías, vecinas), lo que han sacrificado por nosotros y sus anhelos insatisfechos.

Aún con luz de sala, el latido titular comienza a dejarse oir de fondo, y va sincronizando a los espectadores entre sí y con la historia: este pulso es el de todos, ese corazón es el que nos ha dado la vida. Y ha tenido un precio. Florit y Triay (dirigidos por Jaume Madaula) interpretan a la pareja de protagonistas de cada una de las tres piezas breves: «América», «Llum» y «Homenatge». Una mujer central en cada caso, nuclear, alrededor de la cual orbita el hombre como complemento directo o circunstancial. Una mujer siempre mayor y que ha sacrificado mucho por su familia. Demasiado, incluso.

Pero Batec no es un melodrama, ni mucho menos. Las tres historias de Teatre AFLEL, con sus altibajos emocionales, tienen espacio para el humor y para la tragedia, para los sueños imposibles y los atisbos de magia poética. El tiempo, cuando se ha vivido tanto, se pliega y se despliega, y las vías de escape, imaginarias e imaginadas, nos pueden trasladar al mar o al espacio.

El trabajo de los dos actores es mayúsculo: durante una hora parten de lo pequeño, lo real y lo inmediato, rehuyen la caricatura, y van abriendo el abanico de emociones que las situaciones del río de la vida llevan consigo. En cada una de las tres historias situan personalidades, momentos biográficos y relaciones de un plumazo, aprovechando los pocos elementos de la habitación mutable donde van transcurriendo y que puede ser cualquier lugar, cualquier habitación. Ambos tienen carisma y dominan la escena sin necesidad de aspavientos, con matices constantes.

El espectáculo permite escuchar a mujeres que han pasado casi toda su vida calladas. El latido, al final, es un homenaje y una denuncia. El latido de unos corazones rotos, unos corazones cálidos, unos corazones enjaulados. Necesarios y necesitados. Poderosos aunque los obligaron a encogerse.

Crítica realizada por Marcos Muñoz

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