novedades
 SEARCH   
 
 

29.07.2022 Críticas  
Una Norma impresionante

Tras su aclamada Pelléas et Mélisande de Debussy, el director de escena Àlex Ollé vuelve al Gran Teatre del Liceu de Barcelona para presentar Norma de Vincenzo Bellini. Àlex Ollé transforma a la sacerdotisa druida en una líder fanático – religiosa contemporánea ofreciendo nuevos niveles de lectura para la obra en un grito en contra de la intolerancia y de todo tipo de fanatismo.

Norma, obra fundamental del bel canto romántico de Vincenzo Bellini, ha vuelto al escenario del gran teatro de la ópera barcelonés para concluir la temporada 2021/22 con una producción estéticamente impresionante y políticamente incorrecta de la mano de Àlex Ollé (La Fura dels Baus).

Norma es una tragedia lírica en dos actos con música de Vincenzo Bellini y libreto en italiano de Felice Romani (basado en la tragedia Norma, ou L’infanticide, de Alexandre Soumet). La ópera, la cual se considera un ejemplo de la mayor altura de la tradición belcantista, nos introduce en la tragedia de una mujer sumida en la mayor de las contradicciones que se ve forzada a romper sus votos sagrados por amar a quien es el enemigo de su pueblo.

La versión que esta vez se nos plantea tiene un componente visual de gran peso. La escenografía de Alfons Flores nos presenta un bosque de 1.500 crucifijos que crea un espectacular espacio poético, simbólico y dramático. Un espectáculo en sí que no puedes dejar de mirar desde que se eleva el telón por su gran espectacularidad. Una escenografía que, aunque no lo parezca, ofrece mejoras y cambios inesperados que ayudan a crear momentos muy especiales en la ópera. Uno de ellos es el gran descenso de esa corona de crucifijos que emula el cambio, la lucha interna de la iglesia y que, cuando Norma confiesa haberse enamorado, esta se inclina hasta que hacernos divisar una forma parecida a la corona de espino.

Junto a la espectacular escenografía, destacar el excelso vestuario creado por Lluc Castells. Un vestuario que respira iglesia cristiana en todas sus modalidades y que tanto nos hacen introducirnos en el mundo de esta Norma tan cercana. Un vestuario que en conjunción con la escenografía y la iluminación de Marco Filibeck, la cual nos deja sin palabras que puedan llegar a alabar ese gran trabajo que crea en escena, convierte a Norma en, posiblemente, la mejor ópera de la temporada.

En la parte artística, tuve la gran suerte de coincidir con la última función de Marta Mathéu. En su primer papel protagonista en el Gran Teatre del Liceu, Mathéu nos presentó una Norma dura, fuerte, intransigente. Reina de su iglesia, su culto. Dominante con su pueblo e imponiendo sus creencias a unos feligreses que no dudan en seguirla, si hace falta, hasta los infiernos. Su interpretación fue gloriosa. Candente en el momento en el que sufre por sus hijos, severa en su papel para con la sociedad. Su fuerza interpretativa arrancó merecidos gritos y aplausos en los saludos finales.

Junto a ella, alabar el gran trabajo de Airam Hernández como Pollione, Marko Mimica como Oroveso, Teresa Iervolino como Adalgisa, Núria Vilà como Clotilde y Néstor Losán como Flavio quienes nos ofrecen una interpretación sin fisuras que hace que disfrutemos esta última ópera de la temporada bajo un halo de perfeccionismo.

Crítica realizada por Norman Marsà

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES