En el teatro Nueve Norte de Madrid se estrena Mejor, adaptación al español del texto italiano Migliore (2005) de Mattia Torre. Un monólogo agresivo de comedia ácida y negra dirigido por Carlos Zamarriego y protagonizado por Daniel Rimón.
En 70 minutos, un hombre amable y sumiso, apaleado por una sociedad injusta y un trabajo en una empresa que le humilla se transforma en un depredador sin escrúpulos tras vivir un episodio traumático. No, no es el Joker, es Alfredo Beaumont.
Este monólogo escrito y puesto en escena originalmente en 2005 por Mattia Torre, dramaturgo y guionista de televisión, que se especializa desde entonces en el monólogo teatral, critica a una Italia en la que muchos han hecho carrera gracias a una mezcla de prevaricación, cinismo, astucia e indiferencia que es igual de real y actual en esta piel de toro.
Aunque la obra es, teóricamente, una comedia, la historia que nos cuenta es oscura, cruel y extremadamente familiar para la mayoría de nosotros. En la sociedad en la que vivimos ser decente es una receta para el fracaso. No sobreviven los fuertes, sobreviven los despiadados y es esa epifanía la que cambia la vida de Alfredo.
Daniel Rimón es el único elemento escénico en esta obra minimalista en imagen pero llena de significados. La expresividad y la caída en espiral hacia la locura es frenética y la actuación de Rimón, aunque sentida, se hace agobiante dado que muchas veces termina siendo lo más cercano a un cara a cara.
El texto por su parte demuestra ser el elemento más incómodo de la obra. Por un lado, a ratos, se hace un poco difícil de seguir, pues está estructurado más como una reflexión extensa con numerosos paréntesis y no como una narración lineal. Por otra parte, ciertos pasajes no serán del agrado de todos los públicos por su contenido explícito. Aunque se entienda como parte de la transformación y la psicosis de Alfredo se hace innecesariamente violento.
En esencia, Mejor puede verse como la catarsis del hombre liberado del yugo de lo socialmente aceptable o el descenso a la depravación más aceptada en las altas esferas. La interpretación queda a discreción del espectador.
Crítica realizada por Ariadna Ortega