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27.05.2022 Críticas  
Claroscuros de la locura

El Umbral de la Primavera de Madrid presenta Locos los sábados y domingos de mayo. Bajo la dirección de Eva Egido Leiva, que adapta la obra original de José Pascual Abellán, la obra trae a Richard García Vázquez y Nacho Hevia a escena.

Una sala de espera, un ejecutivo muy ocupado y un amo de casa que se siente solo. Tres ingredientes para una experiencia de teatro gourmet con una puesta en escena simple pero delicada, excelente juego de luz y sonido y, sobre todo, unas interpretaciones naturales, entrañables y con muchísima alma.

Locos es una adaptación de “Locas» (un “gender-bender” que dirían los modernos) obra original escrita y dirigida por José Pascual Abellán que cumple más de diez años sobre los escenarios de varios países y que ha sido adaptada a la pantalla de la mano de Gabriel Beitia en un cortometraje extremadamente fiel a la obra original.

La receta es simple: dos hombres muy distintos en la sala de espera de su psiquiatra conversan sobre la percepción de la vida y los límites de la cordura. Según se adentran en el laberinto de sus emociones y su supuesta locura encuentran perlas que los cuerdos nunca podrán ver y dejan a los espectadores en un limbo de preguntas (¿estaré yo haciendo de persona?). Estamos ante una tragi-comedia aunque no lo parezca, los momentos de humor de gente que ve a través del espejo siempre son los más certeros.

Hablemos de los ingredientes: nuestra “chef” Eva Egido Leiva dirige a Richard García Vázquez (Feliciano) y a Nacho Hevia (Gregorio) y diseña la simplísima pero efectiva escenografía. Feliciano (Richard García) es un torrente de dulzura y emoción, lo más difícil de esta obra es no correr al escenario a darle un abrazo cuando parece que te habla solo a ti, contando con una sonrisa tímida lo triste y solo que está. Su contraparte es Gregorio (Nacho Hevia), una bola de nervios y agresividad latente, un ejecutivo sin tiempo ni empatía hacia el resto de su raza que nos hace sentir incómodos y lejos de estar bienvenidos en su historia. Ambos actúan sus partes a la perfección, pero Richard García posee un talento y una presencia tan grandes (más aún cuando intenta hacerse pequeño con una expresividad corporal delicadísima) que hace imposible apartar la mirada.

La obra se compone de claroscuros. Los personajes, en efecto, son uno de ellos pero también de claroscuros literales está lleno en un uso excepcional de la luz y el sonido que eleva escenas ya de por sí cargadas emocionalmente. Momentos de desrealización y despersonalización en los que compartimos el estado mental de los personajes a través de los elementos sonoros o, en algunos momentos, la ausencia de ellos. El público es el tercero, riendo con los personajes y siendo parte de un humor empático y que sale del corazón a la vez que ve claramente el dolor tras los chistes ácidos sobre la condición humana.

Locos es un ejercicio de compasión, de ponerse en el lugar del otro, de (insisto) “hacer de persona” incluso cuando la otra persona parece no tener esa capacidad. La sala queda en silencio unos segundos antes de llenarse de aplausos y público en pie y, al menos para mí, fueron esos segundos los que me permitieron volver a mí y tomar aire después de una hora de “locura”. José Pascual Abellán, Eva Egido Leiva, Richard García Vázquez y Nacho Hevia se merecen una estrella Michelín.

Crítica realizada por Ariadna Ortega

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