novedades
 SEARCH   
 
 

09.05.2022 Críticas  
Enredos primaverales

Ha llegado la primavera al Teatro Real de Madrid. Con la programación de Las bodas de Fígaro se da el pistoletazo de salida a la estación del amor, de la alegría desbordada y los enredos causantes de los caprichos amorosos y las pulsiones hormonales. Eso son estas bodas que si bien son correctas, se quedan algo anodinas en algún pasaje.

El gran Mozart puso una música memorable a un libreto de Lorenzo da Ponte basado en una revolucionaria comedia escrita por Beaumarchais. La historia es un perfecto ejercicio de enredos amorosos entre criadas y condes, con un cupido que campa a sus anchas y se divierte de lo lindo observando como los efectos de sus flechas, sustituidas aquí por plumas, enredan tanto a sus inocentes víctimas, que finalmente el enredo es tal que ni se sabe quien está enamorado de quien, ni quien está engañando a cual.

La producción que ocupa las tablas del Real esta primavera es una producción estrenada hace ya unos años en el Festival de Salzburgo. La producción que recibió merecidas alabanzas en su momento y a la que no le falta un ápice de calidad no ha envejecido todo lo bien que se esperaba. No se le pueden poner pegas a la originalidad de Claus Guth, pero quizá ya hemos visto muchas propuestas parecidas a esta. Un gran descansillo en lo que se supone un palacio en decadencia, una escalera y puertas por las que huyen y se escabullen los amantes para no ser descubiertos. Todo en una pátina de grises y negros que contrasta con el jolgorio que se supone en ese palacete sevillano. Buen contraste, pero que no sorprende y que en algún momento incluso pesa en el desarrollo de la ópera.

Cierto es que la música de Mozart suple con creces cualquier desatino en la puesta en escena. Ivor Bolton saca una vez más lo mejor de la orquesta, aunque en esta ocasión la emoción se queda a medio camino. El reparto está igualado en mérito. André Schuen como el Conde de Almaviva sorprende por su porte y elegancia, a la vez de su capacidad de interpretar su maravilloso solo llevando a cuestas al juguetón ángel. Merecido aplauso por esa proeza casi circense. Vito Priante compone un Fígaro correcto, no pasando más allá de esa comodidad. Lo mismo le ocurre a Julie Fuchs con su Susanna. Correctísima y con desparpajo actoral que se agradece en los momentos de comicidad. Quien destaca entre todos es la soprano granadina María José Moreno como Condesa de Almaviva. Está un punto por encima de todo el reparto y el público así se lo reconoce. Rachael Wilson como Cherubino tiene también momentos de excelencia.

Un título tan memorable hace que las expectativas también lo sean, y quizá sea eso lo que juega en contra de este montaje. No se le pueden poner pegas, todo está en su sitio, correcto, impoluto pero adoleciendo de cierta frialdad en una ópera que debería derrochar sensualidad y erotismo y que se queda en una intención algo gélida.

Crítica realizada por Moisés C. Alabau.

Volver


CONCURSO

  • COMENTARIOS RECIENTES