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14.04.2022 Críticas  
Homenaje a Marsillach

Blanca Marsillach homenajea el legado de su padre, Adolfo Marsillach, en Una noche con Los Clásicos en el Teatro Infanta Isabel de Madrid. Solo diez funciones en la capital, aunque seguirá luego de gira, que recuperan este recital elegante y emotivo del que el autor, actor y director fue corazón y artífice.

Con ocasión del 20 aniversario de la muerte de Adolfo Marsillach, Blanca decidió recuperar la personal pieza que su padre estrenó en el Corral de Comedias de Almagro en julio de 1996 junto Amparo Rivelles y María Jesús Valdés. En esta ocasión, su hija se ha acompañado también de otros dos grandes hombres de escena, Miguel Rellán, en la réplica, y Mario Gas al frente de la dirección y coordinación escenográfica.

Una noche con los clásicos es una personal antología poética de los mejores textos de la literatura española, especialmente de los siglos XVI y XVII. Es una delicada combinación entre la emoción y el erotismo y entre lo trascendente y lo pícaro. Sin apenas solución de continuidad, los versos de Luis de Góngora, Lope de Vega, San Juan de la Cruz, Sor Juana Inés de la Cruz, Calderón de la Barca, Garcilaso de la Vega o Gil Vicente, entre otros, nos mueven de la sonrisa cómplice, la provocación sexual o la pura emoción. Blanca ha respetado la selección de textos original con la única adición de la Elegía a Ramón Sijé de Miguel Hernández como una expresa dedicatoria a su padre.

Solo la selección de los textos es brillante. Adolfo Marsillach supo encontrar entre los versos clásicos ese mensaje atemporal sobre la lujuria, el amor, el poder o la corrupción que dotan a estos poemas de una permanente actualidad. Así, Poderoso caballero es Don dinero, Llegué a la media noche o Miré los muros de la patria mía, son poemas que hoy resultan tan contemporáneos como lo fueron en su día.

Esta pieza, no obstante, trasciende el mero recital poético. Es una lectura dramatizada en la que tanto la selección de los versos como su disposición en el tiempo, ponen de manifiesto un singular y personalísimo carácter y una vocación de respeto hacia el teatro y la literatura. Hay una estructura narrativa muy vertebrada que propicia el juego de réplicas y guiños entre los actores, convirtiendo este recital en una suerte de divertimento lírico.

Adolfo Marsillach hace 25 años se hizo acompañar de dos grandes damas de la escena en su estreno y hoy Blanca encuentra en el siempre agudo e inteligente, Miguel Rellán, un cómplice perfecto. No obstante el guiño es definitivo y el homenaje se glorifica cuando es el propio Adolfo Marsillach quien da la réplica a su hija gracias a la interacción multimedia. Recuperar la voz de Marsillach y su imagen en un teatro, aunque sea proyectada, provoca un escalofrío y resulta un verdadero regalo añadido para los que, por nuestra edad, tuvimos escasas oportunidades de disfrutar en directo de este referente del teatro español.

Este diálogo entre padre e hija, la selección musical a cargo de Juan Carlos Mulder y el contrapunto acertado de Rellán, subrayado por el texto, crea una personal atmósfera de nostalgia y de admiración, que se transmite a la platea con intensidad. Los escasos sesenta minutos se hacen tan fugaces que uno abandona el teatro con una sensación agridulce, deseando un bis o una extensión.

Una noche con Los Clásicos es uno de esos montajes que debería ser obligatorio como parte de la educación literaria. Una exquisita antología poética ágil, divertida y provocadora que nos ofrece lo mejor de la literatura guiados por uno de nuestros grandes dramaturgos. En definitiva, Una Noche con Los Clásicos es un elegante homenaje a Marsillach y al propio homenaje que el dramaturgo le brindó a la poesía española.

Crítica realizada por Diana Rivera

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