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14.02.2022 Críticas  
El modernismo barroco

El Festival Internacional de Música de Canarias ofreció en el Auditorio de Tenerife (Islas Canarias), un magnífico recital del contratenor Philippe Jaroussky junto al guitarrista Thibaut Garcia.

Como parte de su gira, Jaroussky y Garcia ofrecieron un concierto en el que interpretaron un repertorio de 13 de las 22 canciones que contiene su primer trabajo juntos, el álbum À sa guitare. En él han querido abarcar 400 años de música reuniendo a compositores y cantautores de diversos países de Europa y América. El objetivo ha sido realizar un recorrido por diferentes culturas e idiomas, incluyendo estilos desde el barroco, pasando por melodías clásicas, hasta ritmos latinos como el tango y la samba.

Jaroussky, poseedor de una de las voces más icónicas del mundo del contratenor y una estrella de la música lírica, quiso desmarcarse de los arquetipos clásicos que intentan estigmatizar la voz del contratenor, ya que con su investigación ha ayudado en estos últimos años a revalorizar a muchos autores. Es por eso que asumió la mayor parte de responsabilidad al afrontar el reto de moverse en un terreno completamente diferente para él. Hizo gala de su enorme talento y versatilidad al saltar hábilmente de una pieza a la siguiente, con total confianza y naturalidad. A cada cambio pudo evocar los diferentes colores mientras voz y guitarra saltaban desde la música renacentista a un tango.

En este concierto, el contratenor destacó ostensiblemente en sus interpretaciones de las melodías Manha de carnaval y Trois beaux oiseaux du paradis, con las que demostró un control absoluto de su voz y en las cuales se distinguió por el fraseo. Pero en las piezas de Dowland, con la sublime melancolía de In Darkness let me dwell y Purcell con su trágico Lamento de Dido, Jaroussky hizo gala de una gran belleza vocal y una línea de canto espléndida. Aunque lo que nos hizo apreciar más su talento fue, precisamente, verlo fuera de su contexto más clásico. De ahí que los aplausos quizás más efusivos, salieron tras la interpretación de El Mirar de la Maja de Granados.

Thibaut Garcia acompañó a la guitarra haciendo gala de un virtuosismo excepcional. Fue capaz de moverse entre la exuberancia sonora y una atmósfera etérea y sútil. Deleitó al auditorio con una interpretación absolutamente metódica y elocuente. Especialmente en sus solos La Cumparsita, de Matos Rodríguez, Zarabanda, de Poulenc y Xodo da Baiana, de Reis, se pudo apreciar una calidad artística y un dominio técnico excepcionales. Garcia, corroboró que ya es una joven estrella, totalmente digna compañera de Jaroussky.

Esta combinación de ambos talentos, cuya complicidad fue innegable, llevó al público a disfrutar de una experiencia incomparable en una auténtica fusión entre el verbo y las notas. Fue indudable que ellos habían puesto el corazón, tanto en la creación como en la interpretación de su trabajo y como resultado de todo ello, la mayoría allí presente les obsequió en pie con una larga y efusiva ovación.

Crítica realizada por Darnell González

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