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20.12.2021 Críticas  
El amor clandestino que Dante redimió

Ópera de Tenerife finalizó el año con la obra Francesca da Rimini, de Saverio Mercadante. El Auditorio de Tenerife acogió esta representación en versión concierto con Alessandro Palumbo en la dirección y en la adaptación musical.

Esta propuesta no escenificada está basada en la historia de la noble italiana en la que se inspiró Dante para su Divina comedia. La ópera, que consta de dos actos con libreto de Felice Romani, narra la trágica historia de amor clandestino de Francesca por su cuñado, Paolo Malatesta. Ella está casada con el hermano mayor de Paolo, Giovanni Malatesta, con el único objetivo de satisfacer los intereses políticos del padre de la joven, el señor de Ravenna. Pero finalmente son descubiertos y asesinados por el marido ofendido.

Aunque Mercadante no tiene hoy día la misma popularidad que otros autores contemporáneos, muchos coinciden en que tuvo repercusión a la hora de transformar la lírica, ya que su obra representó una conexión entre épocas y estéticas. Su música es profunda y su dramaturgia ahonda en la psicológica de los personajes, conectando de forma trascendente música y texto.

David Astorga defendió el rol del esposo herido en su orgullo. El tenor, en un papel dónde había mucha coloratura, combinó como requería el personaje una gran agilidad vocal y una excelente interpretación de hombre celoso y vengativo. Astorga realizó una ejecución más que notable, de ello no hay duda, aunque hubo momentos en que esta fue ahogada por la música, por lo que el espectador no pudo escuchar debidamente parte de sus intervenciones.

La soprano Beatriz de Sousa realizó una interpretación mayúscula. El papel de Francesca es muy exigido en partes de la obra y Sousa hizo exhibición de una gran voz y de una casi excelente coloratura.

El bajo Francesco Leone repetía en el Auditorio después de hacernos disfrutar en Il Matrimonio Segreto. Interpretó a Guido, padre de Francesca. Y aunque este papel no tiene aria propia que cantar, Leone se hizo notar al prestar apoyo en dos de los números más destacados de la partitura, el terceto en el primer acto y el cuarteto en el segundo. Aunque en lo que respecta a la parte interpretativa, le faltó algo más de expresividad.

Nozomi Kato interpretó el papel secundario de Paolo. La mezzo mostró una enorme calidad en la voz, siendo quizás quien más destacó del reparto. Dominó en sus dos arias, tanto en el aspecto lírico como en la coloratura rápida.

Frente a la Sinfónica de Tenerife, Palumbo pareció haber comprendido como nadie el espíritu detrás de esta obra de Mercadante, de forma que consiguió realzar todo su potencial dramático. La Sinfónica sonó magníficamente coordinada, sabiendo hacer frente a las particularidades de la partitura. Acompañando a las voces principales y como es habitual, se nos acaban los adjetivos para describir la enorme calidad del Coro de Ópera de Tenerife, dirigido por Carmen Cruz.

Al finalizar el último número, el público no pudo evitar aplaudir entusiasmado, tras haber disfrutado de una ópera bella y triste a la vez, ejecutada con maestría por un equipo artístico de enorme talento.

Crítica realizada por Celia García

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