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09.12.2021 Críticas  
El placer del misterio

Los Teatros del Canal de Madrid homenajean a Emilia Pardo Bazán acogiendo en el centenario de su fallecimiento el estreno absoluto que Juan Carlos Pérez de la Fuente ha dirigido de la adaptación de una de sus novelas más innovadoras, La gota de sangre.

2021 ha sido el año en que hemos recordado que hubo un tiempo en que contamos entre nosotros con Emilia Pardo Bazán y de la Rúa-Figueroa y que entonces, últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX, no se le reconoció suficientemente su inteligencia, creatividad y maestría manejando palabras. Novelista, poetisa, dramaturga, ensayista…, no hubo registro literario que se le resistiera, ni autoridad a la que no le hiciera frente, como cuando sus compañeros escritores le impidieron ser miembro de la Real Academia Española, algo que refleja muy bien el monólogo escrito y dirigida por Anna R. Costa que sigue programando el Teatro del Barrio.

La Comunidad de Madrid se ha unido a los homenajes a la autora de novelas tan conocidas como Los pazos de Ulloa (1887) o ensayos como La cuestión palpitante (1883) con la adaptación al teatro de esta novela corta que publicó en 1911. Juan Carlos Pérez de la Fuente, profesional con amplia y reconocida trayectoria dirigiendo montajes e instituciones, ha sido el encargado de traer a la cartelera teatral el nombre de la Pardo Bazán. Pero no lo ha hecho recurriendo a alguna de las dramaturgias, hasta ocho, que dejó escritas, sino con “el primer relato policial moderno de la literatura española”, según reza el programa de mano. En él, la escritora gallega desarrolla una trama diferente a las que Arthur Conan Doyle diseñaba para Sherlock Holmes y adelantándose a lo que tiempo después haría Agatha Christie.

La trama es sencilla. Un detalle que llama la atención, un comportamiento fuera de lugar y la aparición de un cadáver poco después. Primeras preguntas, respuestas vagas y sucesos inesperados. A partir de ahí la iniciativa, el valor, la intuición y la inteligencia de un protagonista que se pone manos a la obra al juego de la deducción. Un camino que le sirve a su creadora para elucubrar sobre la psicología de los personajes y, a través de esta, suponer posturas, posicionamientos y relaciones con la realidad. Algo a lo que Ignacio García May, responsable de la adaptación del texto, ha sido muy fiel, haciendo que el Ignacio Selva que encarna muy correctamente Gary Piquer, suene tan a carácter principal como a narrador.

El reto de la propuesta que Pérez de la Fuente ha montado recae principalmente en Roser Pujol, a quien le toca interpretar nada más y nada menos que a seis personajes. Un vehículo para su lucimiento, del que sale con nota, demostrando su versatilidad y agilidad para cambiar de registro y tono de manera rápida gracias al vestuario de Almudena Rodríguez Huertas. También una manera de denotar cómo todo pivota en torno al misterio de la investigación, pero dándole a esta el aire que le aportan los pasajes musicales o aquellos con un tono entre la comedia y la intriga. Una sencillez apoyada por una escenografía que incita más al cabaret y a la comedia de variedades, aunque tampoco es freno para disfrutar de su propuesta escénica y su propósito de homenajear a doña Emilia.

Crítica realizada por Lucas Ferreira

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