Fimucite presentó los días 24 y 25 de septiembre en el Auditorio de Tenerife y bajo la dirección del compositor y director de orquesta Diego Navarro, el concierto Érase una vez Ennio Morricone: Un tributo a su música cinematográfica.
En esta ocasión se quiso rendir homenaje al recientemente fallecido compositor italiano, cuya dilatada carrera estuvo acompañada de éxitos y premios. Se trató de una coproducción con el European Film Philharmonic Institute, donde se quiso repasar parte de sus trabajos para el cine y a la vez hacer un viaje a través de la nostalgia, pasando por títulos inolvidables e icónicos como Cinema Paradiso, Los intocables de Elliot Ness o La Misión, sin olvidar obras clásicas del western como Hasta Que Llegó su Hora.
Dirigir e interpretar bandas sonoras son tareas que se salen de lo habitual, pero si detrás está un genio como Morricone, el desafío es doble. Navarro, que ya tiene bastante experiencia en esto, dirigió a la Sinfónica de Tenerife con enorme pasión, dejando evidente su gran amor por la música del compositor. Aún así, no dejó de mantener unidos en una preciosa conjunción tanto a músicos como a voces. En cada pieza supo sacar el mayor rendimiento para que el público vibrara con cada interpretación.
El concierto arrancó con la interpretación de las partituras ganadoras de los IV Premios de la Música para el Audiovisual Español, precedida esta por la ceremonia de entrega de estos galardones. Seguidamente la Sinfónica continuó con piezas de la banda sonora de Los Intocables de Elliot Ness. Un inicio por todo lo alto que evidenció la gran calidad interpretativa que había sobre el escenario.
El Tenerife Film Choir, dirigido por Juan Ramón Vinagre, hizo una excelentísima vocalización en las partes en las que intervino. Destacando por su gran emotividad en la música del film Cinema Paradiso.
La gran voz de la soprano Carmen Acosta acompañó a la sinfónica en varios temas. Al inicio se la notó nerviosa y algo descompasada, pero no tardó en recomponerse y nos regaló una exhibición vocal que emocionó a todos los presentes. También el saxofonista Kike Perdomo hizo una ejecución impecable y digna de destacar.
Guillermo Pérez Alberto en la armónica, tuvo un rol destacado, no solo por la maestría al tocar un instrumento tan difícil, sino también por su forma peculiar de conectar con el público, lo que le hizo ganarse las simpatías de todos.
No toda la selección musical incluyó las composiciones más populares de Morricone. A simple vista y tras echar un vistazo al programa, una podría pensar que quizás no se había acertado con el repertorio. Pero no por ser menos conocidas, dejaban de tratarse de obras maestras a las que Navarro y la Sinfónica dieron una impecable interpretación.
Otro año más, Fimucite se ha consolidado como un referente mundial en su campo y este espectáculo lo confirmó. El público, emocionado y en pie avaló el éxito de las interpretaciones deshaciéndose en aplausos, lo que les ganó una triple propina: Malena, La Misión y no podía faltar, El Bueno, El Feo y El Malo. Una forma deliciosa de poner el cierre a tan emocionante velada.
Crítica realizada por Celia García
