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28.09.2021 Críticas  
Un viaje lujoso en el Condal

El Teatre Condal de Barcelona presenta un estreno absoluto en Europa. Assassinat a l’Orient Express, el clásico de Agatha Christie llega a la ciudad condal en un montaje de gran formato adaptado por Ken Ludwig y versionado por Alicia Serrat y Iván Morales. ¿Serás más rápido/a que Hércules Poirot adivinando quién cometió el crimen?

Nos situamos en la década de los años 30 del siglo pasado, Hércules Poirot, un disciplinado y algo excéntrico belga que empieza a labrarse la reputación de ser, probablemente, el mejor detective del mundo, se encuentra en Estambul, casualmente, con un viejo amigo algo más licencioso que él, Monsieur Bouc, quién le invita a viajar con él en el famoso Orient Express para regresar a Londres. Estamos en pleno invierno. Allí se les unirá un grupo muy variopinto de viajeros, pertenecientes a todos los confines del mundo: Entre otros, la excéntrica norteamericana señora Hubbard, la princesa Dragomiroff, una anciana rusa exiliada, el disciplinado militar británico coronel Arbuthnot, o la misma Condesa Andreyi, una carismática mujer húngara que despertará en Poirot algo más que un simple interés…

En plena noche, una tormenta de nieve detiene el tren en algún lugar perdido de Yugoslavia. Y a la mañana siguiente, uno de los pasajeros es encontrado muerto, apuñalado salvajemente en su cama: Samuel Ratchett, un desagradable hombre de negocios algo turbios. La nieve les impide entrar o salir del tren, así que el asesino solo puede ser uno de los ocho pasajeros que viajan a bordo del Orient Express. ¿Pero cuál de ellos ha sido? ¿Y por qué?

Hércules Poirot se verá obligado a solucionar uno de los casos más especiales de toda su trayectoria, un crimen cruel que sin lugar a dudas marcará un antes y un después en su vida.

Si como yo, disfrutas de este tipo de montajes de misterio, Assassinat a l’Orient Express es un must que debes disfrutar esta temporada. El texto de Agatha Christie, en efecto, te hará disfrutar de la búsqueda del culpable pero, el montaje al completo, te atrapará durante las 2 horas de viaje en uno de los trenes más lujosos del mundo. Las grandes interpretaciones, una dirección cuidada en ritmo que sabe cuándo tensarnos y cuándo darnos el respiro necesario, una escenografía espléndida y un equipo técnico y actoral que controla al milímetro todos los movimientos escénicos para jugar al (necesario) despiste cuando nos movemos entre vagones, eleva la sencilla pero efectiva historia de Christie.

Empezando por la dirección, el tándem Morales / Serrat funciona a las mil maravillas. Ya no solo por la dirección de actores y actrices, los cuales brillan en escena, sino por el ritmo que estos insuflan al montaje. Assassinat a l’Orient Express tiene una duración de 2 horas desde que Poirot sale a escena hasta que, él mismo, da el cierre del caso. Dos horas que pasan sin darnos cuenta mientras disfrutamos escuchando las historias de cada uno de los personajes, sus coartadas y buscando pistas que los pasajeros pueden ir dejando. Esto es gracias al ritmo que la dirección impregna y que nos ayuda a estar bien atentos a todo lo que pueda pasar sobre las tablas. Como buenos maestros en el juego, Morales y Serrat saben crear y darnos lo que necesitamos en cada momento.

Ayudando a crear este ritmo discursivo, está la coreografía escénica creada por David Climent. Movimiento de vagones, transformación de estos, sospechosos que entran, salen, molestan, deliran… Todo nos hace dudar. Todo nos hace pensar. Pero, en todo momento, no perdemos el foco de la acción. Siempre sabemos dónde estamos. Climent es capaz de crear un movimiento orgánico perfecto que no nos despista en absoluto, sino que nos focaliza aún más en la historia. ¡Bravo por el equipo técnico que hay detrás de esta coreografía!

En lo que a la interpretación se refiere, la producción de Focus está interpretada por Eduard Farelo, Ruben Ametllé, David Bagés, Anna Barrachina, Clàudia Benito, Maria Ribera, Isabel Rocatti, Vanessa Segura, Javi Vélez y David Vert. Todos ellos realizan un trabajo excepcional en escena independientemente del peso y recorrido de sus personajes en el texto. La productora teatral ha sabido encontrar el elenco perfecto para cada uno de los personajes (ajustándose a sus apariencias físicas); a excepción de Poirot cuyos rasgos físicos son totalmente opuestos a los de Eduard Farelo. Aunque en los libros, Poirot es de base bajito, algo entrado en kilos y no demasiado agraciado; parece que la productora ha decidido decantarse por un Poirot más adecuado a las películas que hemos podido disfrutar estos últimos años. Aunque el físico del personaje original no se adapta a lo que vemos en las tablas, su carácter sí lo hace. Farelo acierta en su interpretación de un hombre pedante, vanidoso, egocéntrico y atildado de insufrible acompañado de característica cojera y su acento Belga. Farelo juega muy bien sus cartas. Realmente se impregna de un personaje del que hace que queramos saber más.

Junto a Eduard Farelo, me gustaría destacar cuatro interpretes más que en la noche del estreno elevaron sus personajes a niveles insospechados. David Bagés quien interpreta a Monsieur Bouc, director de La Compagnie Internationale des Wagons-Lits; empresa gestora del Orient Express y antiguo amigo de Poirot. Un hombre de negocios, terco como una mula hasta conseguir sus objetivos y, en ocasiones, de dudosa reputación. Bagés clava la interpretación de un personaje que ayuda al público a seguir el hilo de la historia mientras Poirot avanza en su investigación. Lo mismo ocurre con Ruben Ametllé quien interpreta magníficamente al pedante jefe de camareros de un restaurante al principio de la obra (uno de los pocos momentos cómicos de la obra). Tras ello, podremos disfrutarle de nuevo dando vida a Michel, encargado del tren. Un personaje silencioso sobre el que siempre sobrevuela una duda de culpa.

Por último, destacar la participación de Isabel Rocatti como la Princesa Dragomiroff y Vanessa Segura como Greta Ohlsson. Ambas magníficas en la interpretación de sus personajes llevándolos al extremo en actitud, recorrido del personaje, inflexión vocal, apoyo escénico y características físicas como es el tic de la mano izquierda de la Princesa Dragomiroff. ¡Bravas!

Por último, no me gustaría concluir sin nombrar a los responsables de la magnífica escenografía (Sebastià Brosa), vestuario (Míriam Compte), iluminación (David Bofarull) y espacio sonoro (Jordi Ballbé). Su fino trabajo engrandece aun más un espectáculo que, a simple vista, puede ser complicado de trasladar al gran formato pero que, finalmente, aun con las dudas iniciales que pudiera tener al respecto, debo valorar como una apuesta segura que volverá a llenar las butacas del Condal hasta sus topes.

En definitiva, la producción de Assassinat a l’Orient Express que puede verse en el Teatre Condal de Barcelona es un espectáculo que no se debe dejar pasar. Si te gustan las novelas de Agatha Christie, la versión creada por Ken Ludwig y versionada por Alicia Serrat y Iván Morales te deslumbrará. Si no eres fan del misterio, lo serás al salir del teatro.

Crítica realizada por Norman Marsà

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