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14.07.2021 Críticas  
De humores y clases

El clasicOFF de Nave 73 en Madrid sigue con su programación y Catalina y Elena de Hilanderas Producciones y Las Furias imagina un hipotético encuentro en los calabozos de La Monja Alférez y Eleno de Céspedes, sometido a un juicio sumarísimo de la Inquisición.

Catalina de Erauso (Irina Gimeno Gabarda), fue una vizcaína que tras escapar de un convento y embarcarse al Perú decidió tomar hábitos de hombre y logró el reconocimiento del poder civil y religioso de la época, por sus hazañas como sanguinario alférez masacrando a la población indígena. Eleno de Céspedes (Lola Tinés), un siglo antes, fue juzgado y condenado por nacer mujer, vivir como hombre y contraer nupcias con una mujer de Ciempozuelos. Dos vidas como hombres separadas por el tiempo, la clase, y la doble moral.

Catalina y Elena, con dirección y dramaturgia de Teresa Espejo, es una propuesta escénica ambiciosa que pone ante la audiencia dos casos de mujeres que vivieron su vida acorde a su identidad de género, pero cuyos destinos fueron bien dispares, demostrando una vez más que si decides salir de la normatividad tu sino será muy distinto si perteneces a una clase baja u orígenes humildes, eres una persona racializada, o tu apariencia física despierta suspicacias.

El montaje tiene un arranque muy prometedor con esa clase didáctica sobre el señoro Hipócrates y los humores y el sexo único (el masculino cis, obviamente), pero se avanza en la historia es tal la pretensión de querer contarlo todo que los mensajes se diluyen, el interés merma, y el tramo final del juicio a Eleno se vuelve repetitivo. Los constantes cambios de vestuario (magnífico, de Irina Gimeno en colaboración con Factoría Teatro) y unos números musicales que son el acento cómico que rebajan la intensidad de la trama, lo termino recibiendo como un batiburrillo excesivo que resta ritmo, sumado a unas transiciones entre escenas que son un lastre al resultado final.

La interpretación de Irina Gimeno y Lola Tinés está llena de registros y matices y gracias a ellas se sostiene este Catalina y Elena que es valiosísima por mostrar dos referentes sin precedentes en la historia, que me hacen reflexionar sobre la evolución en la identidad de género y los roles aplicados por la heteronormatividad que tanto en el siglo XVI, como en el XVII y el XXI siguen siendo problemáticos, polémicos y fruto de toda una serie de ataques contra la disidencia por dejar a cada uno, no ya hacer lo que quiera, sino ser.

Crítica realizada por Ismael Lomana

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