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16.06.2021 Críticas  
Las chicas del coro will make you happy

Las Chicas del Coro han llegado a la ciudad condal por tiempo limitado. El Almeria Teatre de Barcelona acoge esta divertida comedia musical dirigida por Rubén Yuste (Spamalot, Los Miserables, Mar i Cel, Grease), con guión de Ferran Gonzàlez (Pegados, Mierda de Artista) y Las Fernandas (Javier Prados y Joan López Santos).

Las chicas del Coro es un musical de Ferran Gonzàlez y Las Fernandas (Javier Prados y Joan López Santos) con dirección de Rubén Yuste e interpretado por las fantásticas Esther Peñas, Javier Prados, Joan López Santos, Miguel Ángel Sánchez, Benjamí Conesa y Zuhaitz San Buenaventura).

Concretamente, ellas se definen como un espectáculo, hasta el culo de brilli-brilli, lleno de jiji y jaja combinado con mucho boom, grrr y ñam ñam donde casi todo es absurdo. O todo. O todxs. Las chicas del coro se erigen como el nuevo musical mamarracho que hay que ir a disfrutar, para reír y descojonarse viva mientras lo absurdo llena el escenario a un ritmo vertiginoso.

El musical cuya principal línea argumental recuerda a la aclamada película Dreamgirls; se presenta mezclado, removido y batido con otras grandes referencias de la escena queer como Priscilla, Reina del desierto o Kinky Boots; e incluso, con explicitas referencias al Festival del Eurovisión (gran momento Drag del musical en un maravilloso Lipsync). Aun disponer de estas claras referencias en escena, Ferran Gonzàlez no ha caído en lo fácil y nos presenta 10 números musicales con los que disfrutar y tararear. Canciones que van desde una balada romántica a los compases de un pop noventero pasando por el musical americano más clásico. Todas interpretadas por Las Fernandas quienes nos muestran unas personajes muy seguras de sí mismas (unas más que otras; eso sí) que no pararán hasta conseguir su sueño. ¿Cuál? Eso lo tendrás que averiguar tú.

Al disfrutar del espectáculo, he de destacar la vorágine creada desde la dirección escénica de Rubén Yuste. El espectáculo comienza con un ritmo vertiginoso que no decae en absoluto en los 90 minutos que dura. Solo, y digo solo, encontramos pausas en los bien marcados momentos mal llamados «chistes absurdos». Ese necesario momento de silencio absoluto cuando un personaje dice algo que no esperas y los demás reaccionan con un perfecto rictus facial de no entendimiento; haciendo que el público se atragante de risa con su bebida. Esos bien creados momentos que no puedes dejar pasar y en los cuales miras a tu acompañante para reír en conjunto de lo absurdo de la situación. ¡Priceless!

En la parte de la interpretación, hemos de destacar el gran trabajo que realiza la única mujer real en escena (bueno… chica. Bueno… mujer que se representa en un cuerpo de mujer con el que nació y en el que se siente cómoda). Esther Peñas es lo más grande que hay en el musical. Su interpretación de todos los personajes femeninos hace que queramos ver más de ella. Es magnética. Cuando ella aparece, eclipsa incluso a Cristal (Javier Prados), la protagonista absoluta de la obra. Esa mezcla de desgana, la voz impostada, su paródica interpretación de los personajes que, aun así, podríamos distinguir como realista… Saldrás de la obra pensando que es la bomba. Y lo mejor es que, realmente, lo es.

Por su parte, el trio de Las Fernandas cumple su perfecto propósito; entretenernos bajo los focos del Almeria Teatre con una interpretación de 10. Cada una con una personalidad muy marcada y diferenciada de las demás, nos presentan una historia personal que conjuga en perfección con la grupal. Magníficas interpretaciones de Javier Prados, Joan López Santos y Miguel Ángel Sánchez que, sobre esos tacones demuestran que no hay nada más importante que estar ahí el uno para el otro y, sobretodo, ser tú mismo.

Destacar también la participación de Benjamí Conesa y Zuhaitz San Buenaventura. Sus personajes son los menos protagonistas del espectáculo pero, realmente, son de los que más ayudan a tirar en adelante las historias que nos cuentan en el musical. Fantástica la impostación que Conesa realiza del manager musical que es tan paródica como real (alguno he conocido así).

Por último, y casi casi la más importante de la obra, la niña del piano, Caterina Clos, quien interpreta la partitura de la obra compuesta por 18 instrumentos, todos ellos en un solo teclado.

Las chicas del coro es un musical provocador y teatral que aboga por el absurdo y la diversión que tanto ansiamos tener tras la pandemia. Su intención es que perdamos la vergüenza y que disfrutemos de una montaña rusa de emociones en la que aprender que seremos más felices si nos atrevemos a ser nosotros mismos.

Crítica realizada por Norman Marsà

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