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09.06.2021 Críticas  
Bebiendo, viviendo

El domingo pasado se estrenó En nuestro reino, de Poseidón Teatro, en La Encina Teatro de Madrid. En este monólogo, escrito e interpretado por Luis Riera y dirigido por Luis Flor, el personaje de José Ángel cuenta su historia con la bebida y la creación de un club de “omínonas”, o anónimos al revés, reivindicando su alcoholismo como un vicio inevitable y necesario para vivir en sociedad.

La obra recrea la presentación de un libro escrito por el ya famoso José Ángel, que se niega a dejar el alcohol; para él, las consecuencias del alcoholismo no tienen que ver con la salud, sino con el tratamiento que recibe por parte de su entorno; le tratan como un niño, le llevan a la parroquia y a otros grupos de apoyo, le vigilan en todo momento y no le dejan tomar decisiones.

¿Quién iba a decir que un funcionario, profesor en un colegio, tendría una vida tan ajetreada? Quizá esto es lo que menos esperamos de una vida (aparentemente) estable, a no ser que se asocie el alcohol a la estabilidad. Quizá nuestro entorno no se preocupe por nosotros hasta que nos volvemos la oveja descarriada y, sin embargo, en la distancia, continúan esperando lo máximo de nosotros.

“La solución al revés”, según José Ángel, es resistir a la tentación de dejar la bebida. Esta es la premisa que, aun pudiendo resultar enrevesada o directamente falsa, defiende el protagonista del espectáculo; un alcohólico que resiste someterse a la desintoxicación para continuar con su vida normalmente.

Riera crea un personaje que tendrá o no tendrá razón, pero sin duda hará reír al público, esbozando una sonrisa ante situaciones familiares y profesionales más que reconocibles, desdoblándose en varios papeles como el director de su colegio, o el monitor de uno de los grupos para alcohólicos a los que le obligan a asistir, o un camarero muy cabreado de un bar de Aluche, o una madre muy preocupada por las capacidades de su hija, o un primo abogado. Destaca la escena del picnic con su familia y la ruptura de este pequeño momento de paz.

Se trata de un monólogo trepidante y dinámico, que desglosa varios meses, o años, en una hora escasa, que juega con las palabras, con las sílabas; José Ángel bebe y vive, se rebela contra las exigencias de la sociedad, las mismas que, dice, le llevaron a beber, y vuelve a ser lo que llamaríamos un caso perdido, y a mucha honra. Es el jefe de una tribu que resiste.

En nuestro reino trata un tema delicado como es el alcoholismo a través del humor; no pretende mostrar al alcohólico o lo este piensa ni defender el alcoholismo, sino hacer un ejercicio para pensar en las exigencias de la sociedad y sus posibles consecuencias dentro de la aparente normalidad. Riera y Flor han creado una obra sobre lo que significa sentirse dentro y fuera de la sociedad, sobre cómo nos vemos y nos ven los demás, con un humor sutil y honesto, que integra al público. Me pregunto, entonces: si podemos conseguir un séquito de adeptos reformulando lo que significa el consumo de alcohol, qué no podremos reformular o subvertir.

Crítica realizada por Susana Inés Pérez

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