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07.06.2021 Críticas  
¡Viva la comedia!

Después de una temporada cargadita de drama, de pura ópera trágica, el Teatro Real de Madrid se da el lujo de programar Viva la mamma, de Gaetano Donizetti. Una ópera raramente representada y que esta nueva producción del Teatro Real seguramente volverá a poner de moda.

Viva la mamma nos lleva a una historia de teatro dentro del teatro. De esas que nos gustan tanto a los que amamos los escenarios. Una comedia de egos, prima donnas llenas de orgullo, aspirantes emocionadas, libretistas frustrados y empresarios teatrales que ante el desastre de la compañía se dan a la fuga. Todo ello salpimentado de sátira, enredo y personajes entrañables. Se agradece ese ejercicio desengrasante en el Real y escuchar más de una carcajada.
Mucho del éxito de esta producción está en un acertadísimo elenco que sabe perfectamente a que juego están dedicados. Esta no es una ópera para lucir arias y recitativos, es un divertido entretenimiento en el que a pesar de que los personajes arrastran egos del tamaño de un trasatlántico, los actores que los interpretan se prestan a rebajar los suyos en beneficio de la comedia.

Empezando por el maravilloso papel de Agata, la Mamma, interpretado magistralmente por Carlos Álvarez, con una frescura envidiable y con una gran vis cómica que hacen memorables y descacharrantes sus intervenciones. Simplemente genial. A la zaga le sigue Borja Quiza como Procolo, perfecto en su papel de marido aspirante a estrella. Un lujo ver a Borja de nuevo en las tablas del Real. Xabier Anduaga como Guglielmo destaca en su impresionante intervención que abre el segundo acto. Hay que seguirle la pista de cerca a este tenor donostiarra que apunta a ser uno de los grandes nombres de la lírica. Perfectos también el resto del elenco en el que encontramos nombres tales como los de Sylvia Schwartz, Nino Machaidze y Enric Martínez-Castignani.

La propuesta escénica de Laurent Pelly y Chantal Thomas sorprende en el primer acto con ese parking donde se desarrollan los ensayos de la frustrada ópera. Un parking que intuimos como teatro de antaño y que en el segundo acto se transformará de nuevo en teatro, solo para ser devorado de nuevo por los martillos neumáticos cuando todo se vaya al traste. Una perfecta e interesante metáfora del futuro del teatro si dejamos que los egos y la mediocridad dominen ese precioso arte.

La orquesta dirigida por el maestro Evelino Pidò suena compacta. El Coro del Teatro Real, como siempre perfecto. Viva la mamma podrá ser considerada una obra menor dentro del pomposo y grandilocuente mundo operístico donde los dramas se llevan el reconocimiento. Aun así, este divertido ejercicio merece su reconocimiento y su lugar. Ya que ir a la ópera no debe ser sinónimo de tragedia eterna, también puede y debe ser un sitio donde divertirse, reír y olvidarse de lo de fuera.

Crítica realizada por Moisés C. Alabau

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